El tendido de alta tensión Boimente (Lugo)-Pesoz tiene como finalidad dar suministro eléctrico al AVE del Cantábrico. La red de infraestructuras energéticas discurre en paralelo a la planificación de los equipamientos de transporte y a las necesidades de la industria.
El AVE del Cantábrico es visto con recelo por partidos, como IU, por varios ayuntamientos de las alas de la región, así como por colectivos ecologistas y por profesores universitarios especializados en ordenación del territorio o en infraestructuras de transporte. Una parte pequeña de las objeciones está centrada en la escasa utilidad de la infraestructura, porque según algunos de sus detractores carece de demanda potencial de viajeros. Sin embargo, la mayoría de las personas y colectivos que critican esta infraestructura se basan en razones medioambientales, al considerar que supone un daño irreparable para el territorio.
Pues bien, si nos fijamos en la línea de alta tensión (440Kw.) que unirá Boimente con Pesoz, nos encontramos que las quejas provienen de los mismos sectores (ayuntamientos, grupos políticos, colectivos ecologistas, profesores) que critican el AVE del Cantábrico. Las similitudes no terminan ahí, porque las argumentaciones se repiten: una minoría considera que la línea de alta tensión es innecesaria, porque Asturias ya tiene siete líneas de esta capacidad y el consumo de electricidad en nuestra región está en 9.000 megavatios/hora y la producción es más del doble; y la mayor parte de las críticas (ayuntamientos de Santa Eulalia de Oscos y Fonsagrada, colectivos ecologistas, grupos políticos) descansan en el daño medioambiental, que según los objetores es debido a la “altísima concentración electromagnética”. Es más, si consideramos otros argumentos dados por el Ministerio de Industria para justificar la línea de Boimente a Pesoz, como la necesidad de evacuar la energía eléctrica que producirán las plantas de ciclo combinado que se van a construir, nos encontramos con que dichas plantas de gas son impugnadas por los mismos individuos y colectivos que critican el AVE y el tendido de alta tensión entre Boimente y Pesoz. Conclusión: se impone un debate global sobre lo que necesita nuestra sociedad para progresar, porque para hacer una tortilla hay que romper huevos.