Francisco Álvarez-Cascos, ex secretario general del Partido Popular y ex vicepresidente del Gobierno, reconoce que todos los días sopesa la vuelta a la vida pública. No tiene nada de particular tratándose de un animal político. En la escena pública hay animales políticos, profesionales de la política, políticos coyunturales y gente que pasaba por allí. Todos votan juntos en el Parlamento, pero no se debe confundir a unos con otros.

Los animales políticos se distinguen por pensar en política los 365 días del año en turnos de 24 horas. Nada excita tanto su intelecto. La democracia en Asturias dio tres ejemplares: Álvarez Areces, Álvarez-Cascos y Fernández Villa. Los profesionales de la política son representantes del pueblo que a partir de un momento determinado deciden que la política es su ‘modus operandi’ y su ‘modus vivendi’. Tienen un alto conocimiento de los temas que componen la agenda política, pero podría apartarles de toda preocupación por lo público la oferta de una empresa. Pienso en Piqué o en Zaplana. Los políticos coyunturales son los que entienden la dedicación a la vida pública como un hobby temporal, y presumen de ello. Se distinguen por su espíritu amateur, en contraposición a la profesionalidad inherente a las otras dos categorías citadas. Y por último está el personal que pasaba por allí, y su destino no es otro que vestir la escena pública. Una parte sustancial del elenco político pertenece a esta categoría; se trata de una tribu extensa que ha llegado a introducirse en el Gobierno en la presente legislatura. En la jerga operística se los conoce por comprimarios.

Francisco Álvarez-Cascos afirma que el deterioro de la calidad democrática podría ser una razón suficiente para volver a la política activa. Supongo que Aznar o Felipe González suscribirían esa misma declaración. Es difícil objetivar las motivaciones de cada líder. Me imagino que el retorno de un político con una dilatada hoja de servicios tendrá que ver, en alguna medida, con las peticiones de sus seguidores. En el caso de Álvarez-Cascos, el retorno habría que vincularlo al rumbo que tome el PP. El liderazgo de Rajoy, la postura crítica de Esperanza Aguirre, las declaraciones pautadas de Aznar. Esas son las coordenadas del campo de juego. Para entendernos: un estadio nacional, no de un campo de Tercera División.