El atentado de ETA en la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos ha concitado la repulsa de líderes políticos e instituciones democráticas. Una vez más, los representantes del pueblo han alzado su voz para decir que la banda terrorista no podrá torcer la voluntad democrática e imponer sus dictados. Las furgonetas-bomba no crean división política ni social.

A partir de ese sentimiento compartido conviene hacer un análisis sobre el atentado perpetrado en Burgos para indagar sobre los objetivos y causas del mismo, así como extraer conclusiones para el futuro. Colocar doscientos kilos de dinamita junto a un inmueble habitado por más de cien personas a altas horas de la noche sólo tenía un fin: provocar una matanza indiscriminada, en la que podría haber más víctimas de niños que de adultos. El precedente que guió la acción de ETA fue la matanza perpetrada en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, en el mes de diciembre de 1987, con 11 víctimas mortales, de las que cinco eran niñas. En Burgos, ETA quería hacer algo parecido, pero a mayor escala, por eso puso una carga explosiva mucho más potente.

¿Por qué ETA busca ahora un atentado de esas dimensiones, y no pretendía lo mismo hace unos años? La única respuesta está en la desesperación del núcleo dirigente de la banda terrorista, que trata de hacer acciones de gran impacto para combatir su extrema debilidad. No es retórica, son hechos. El pasado 16 de junio, ETA cometía el anterior asesinato, colocando una carga explosiva en el coche del inspector de la Policía Antonio Puelles García. En unas semanas, la Policía logró detener a una docena de terroristas, y en el interior de la banda y su entorno se ha desatado un debate sobre la inutilidad de la llamada ‘lucha armada’. Dirigentes históricos y activistas encarcelados creen que no tiene ningún sentido seguir matando, y la Policía detiene a comandos que todavía no habían empezado a cometer atentados.

Conclusión: no hay que cambiar ni un ápice la estrategia antiterrorista. Hay que aprovechar la triple y feliz coincidencia: colaboración de los gobiernos español y francés, unidad del PSOE y del PP, y establecimiento en Vitoria de un gobierno inequívocamente constitucionalista. A partir de ahí, perseverancia y paciencia. La gran empresa de acabar con ETA está más cerca que nunca.