Tras el coche-bomba utilizado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos, ETA ha puesto una bomba lapa en un vehículo de la Benemérita en Mallorca, asesinando a dos jóvenes guardias. Unas horas más tarde, en el mismo escenario, artificieros de la Guardia Civil desactivaban otra bomba lapa colocada en un coche oficial. En Burgos pretendían perpetrar una matanza indiscriminada, para eso utilizaron cientos de kilos de dinamita contra un edificio en el que vivían familias enteras; en Mallorca hicieron estallar una bomba contra un vehículo concreto, sabiendo que eran guardias civiles los que iban dentro.

No cabe duda que estamos ante una gran ofensiva de ETA, caracterizada por no tener limites en sus objetivos. Es probable que en los próximos días asistamos ante nuevos intentos de la banda por causar dolor y muerte. El motivo litúrgico de esta escalada está en el calendario: hoy se cumplen 50 años desde que se fundara tan siniestra organización. Pero más allá de la celebración macabra de su cumpleaños, está la necesidad de ETA de lanzar un mensaje a su entorno, para que nadie crea que está a punto de desaparecer. La dirección de la banda trata de demostrar que los golpes policiales no la han debilitado y que tiene poder para poner en jaque al Estado.

Las policías española y francesa llevan años cumpliendo con un alto grado de eficacia su cometido. Nunca hubo tantos terroristas en las cárceles como ahora. Sólo el pasado año, cayeron sucesivamente los tres jefes máximos de la banda: López Peña, ‘Thierry’, Mikel Garikoitz, ‘Txeroki’, y Aitzol Iriondo, ‘Gurbita’. Desde la detención en Bidart de Mikel Antza, el 3 de octubre de 2004, cinco direcciones de la organización terrorista fueron desarticuladas. La recuperada unidad del PSOE y del PP frente al terror también da alas a la lucha antiterrorista, como la formación de un gobierno en Vitoria identificado con la Constitución y los valores de la democracia española.

Pero ante una escalada terrorista, como la actual, hace falta también que la sociedad dé la talla. No cabe el derrotismo, ni hacer balances pesimistas, como si estuviéramos en la misma situación que hace diez o veinte años. La batalla contra el terror se está ganando y ETA festeja su medio siglo de vida en unas circunstancias desesperadas. Eso es lo que demuestran sus bombas.