El Gobierno vasco ha logrado sumar voluntades al objetivo de las regiones cantábricas de realizar interconexiones ferroviarias y energéticas por la frontera vasco-francesa (Irún-Hendaya). Por extraño que parezca, hasta ahora, no hay previsión de enlazar con la alta velocidad ferroviaria gala, porque en París no lo consideran necesario o, por lo menos, no entra entre sus prioridades. Lo mismo se puede decir de la interconexión energética del Arco Atlántico para transportar hidrógeno. En este caso, el obstáculo lo pone la Comisión Europea, que sólo contempla construir un hidroducto entre España y Francia por el Mediterráneo. Las principales industrias de las cuatro regiones cantábricas planean hacer la transición hacia la producción verde con el uso del hidrógeno, pero Bruselas no se ha enterado.
Las gestiones del Gobierno vasco han servido para que Aquitania (suroeste francés) y Navarra apoyen las reivindicaciones del Lobby del Cantábrico. Aunque Navarra no forme parte de las regiones cantábricas, está interesada en el Corredor Atlántico y en el eje de fuerza Cantábrico-Mediterráneo (tratan de formalizar con el apoyo de Aragón una eurorregión, ‘Ebrorregión’), porque une los principales puertos (El Musel, Bilbao, Barcelona, Valencia) y la mayoría de las fábricas de coches (Vitoria, Pamplona, Zaragoza, Barcelona, Valencia). Le afecta el desarrollo de las infraestructuras (transporte, energía, industria) por el norte, al igual que le ocurre a Castilla y León.
Está bien la noticia. Ya hay más de trece millones de habitantes a favor de interconectar las infraestructuras españolas y francesas del Arco Atlántico. Para presionar a Macron y a Bruselas es clave ganar tamaño, sumar apoyos al objetivo aprobado en la reunión de Vitoria por los presidentes de Asturias, Galicia, Cantabria y País Vasco. Todo está muy bien, pero sin caer en ingenuidades. Las infraestructuras de dimensión nacional o europea que discurren por Francia las hace el Gobierno de Francia, no las autoridades regionales. En España ocurre lo mismo. Estamos todos a favor de la construcción del vial de Jove. Es fundamental para El Musel. Debía haber entrado en servicio en el año 2009, pero Zapatero, Rajoy y Sánchez no lo consideraron prioritario. Se presupuesta año tras año, pero no se ejecuta ni un euro de la partida. Macron aún tiene más margen, ya que las interconexiones ni siquiera están en los planes aprobados por el Gobierno, no hablo ya de presupuestos. No perdamos la cabeza.