El Clúster del Turismo Rural en Asturias quiere que la Agencia Tributaria califique de actividad hotelera a las Viviendas de Uso Turístico (VUT). La petición está hecha con la idea de incrementar sus costes para que no sean tan competitivos. Cada sector mira por lo suyo. Quieren que el dueño de la vivienda turística sea un empresario (autónomo), que haga las declaraciones de IVA trimestrales, etc. En la actualidad, si una vivienda turística la limpian todos los días, paga el mismo tipo de IVA que los hoteles: el 10%; en caso de limpiar sólo cuando cambian de clientes, no se paga IVA. La idea de convertir al dueño de un piso turístico en empresario es irreal, como lo sería si a cualquier arrendador de inmuebles lo homologamos a empresario. El objetivo de fondo es impedir que las viviendas vacacionales sigan creciendo como en los últimos años. Para ello, dicen que «llegó el momento de legislar, de pedir a estas viviendas lo mismo que a cualquier alojamiento y poner un tope, una ratio». Así se entiende mejor.
Es evidente que se puede legislar en contra de cualquier actividad económica. Intuyo que el Principado está en sintonía con las quejas del Clúster. Otra cosa es que lo exprese de otra forma. El turismo es un sector en alza, con unos agentes ya consolidados (hoteles, casas rurales, pensiones, camping, etc.), por eso llevan tan mal la entrada de otro modelo de negocio. Al final, los gobiernos tienden a proteger el statu quo, así que no le auguro un gran futuro en Asturias a los pisos turísticos. Quisiera, no obstante, hacer tres consideraciones.
España es un país de propietarios de inmuebles. En el proyecto de vida de los ciudadanos está la compra de un piso. A partir de los años sesenta se fue consolidando ese modelo. No ocurre lo mismo en Alemania, Francia o Estados Unidos. Es lógico que la gente que se sacrificó y ahorró para comprar pisos aspire a sacar un rendimiento económico. Las zonas costeras son las más sensibles y de ahí nació el tipo de vivienda turística. Impedir que obtengan rentas de esos pisos es profundamente discriminatorio. Luego, legislarán contra los pisos vacíos… Segunda consideración. Si los pisos turísticos triunfan es porque a los visitantes (consumidores) les resultan más económicos que otro tipo de alojamientos. Con la ansiada nueva regulación es probable que salgan perdiendo pequeños propietarios (uno, dos pisos) y turistas. Por último, la debilidad de los miles de pequeños propietarios estriba en que no pueden formar un clúster.