Álvarez Almeida, presidente de Otea (Hostelería y Turismo en Asturias), ha hecho en Gijón un primer balance del verano, acompañado de dirigentes de la organización. En su opinión ha sido un «buen verano», aunque los negocios hoteleros han visto dañada su rentabilidad por la competencia de los pisos turísticos. De cara a la regulación del sector, anunciada por el consejero Ovidio Zapico, Almeida establece una línea roja: los pisos turísticos deben tener la mismas obligaciones tributarias y normativas que el resto del sector. El presidente de Otea explicó que para ser hotelero u hostelero, hay que crear una empresa, darse de alta como autónomo, cotizar a la Seguridad Social, etcétera, mientras que esas exigencias no rigen para los propietarios de las viviendas vacacionales. Por último, recuerda que en los hoteles por cada cien plazas hay 53 trabajadores, mientras que en los pisos turísticos por cada cien plazas hay 9 trabajadores.
Hace muy pocos años hubiese sido impensable que Otea, al hacer balance del verano, concediese un protagonismo tan grande a los pisos turísticos. Es evidente que le preocupa porque les quita una cuota de mercado a base de crear una oferta con precios muy competitivos. La penetración de las viviendas vacacionales, en el mercado, se basa en estar exonerada de cargas de la Administración. Eso es lo que cree Otea y pide un igualitario reparto de obligaciones.
Entiendo cómo se sienten los hoteleros, pero no se pueden homologar los pisos turísticos a los hoteles. Hay similitudes, pero también hay diferencias. En ningún país se considera empresario al que cobra por ocupar un inmueble. No se puede considerar trabajador o empresario autónomo a un ciudadano que se limita a ofertar un piso. En cuanto a las obligaciones tributarias, ahí quien decide no es el Principado, sino la Agencia Tributaria. Los hoteles generan más puestos de trabajo, pero los pisos turísticos contratan servicios de limpieza, de lavandería, mantenimiento, etcétera, de modo que la ratio no es de seis a uno. El sector del turismo ya ha vivido una situación semejante, en los últimos tiempos, con las caravanas, autocaravanas y furgonetas camper que crecieron exponencialmente y hacen la competencia a los campings. El intento de forzarles a pernoctar en las áreas de los campings, bajo la amenaza de sanción, resultó baldío. A Otea le tiene más cuenta seguir otra vía: pedir al Principado fijar un techo o una ratio para las viviendas vacacionales. Así laminan la competencia.