La vicepresidenta y consejera de Presidencia, Reto Demográfico, Igualdad y Turismo ha comparecido en la Junta General del Principado para exponer los planes que tiene para la legislatura. A su cargo hay distintas materias y, sobre todo, de muy variada naturaleza, porque junto a los enunciados que aparecen en las mayúsculas del cargo, hay que añadir la reforma de la Administración y todo lo tocante a la Viceconsejería de Cultura, sobre lo que se explayó en la exposición. Exceptuando a los optimistas, al resto de los ciudadanos les asustaría tanta carga de trabajo, aunque quizás este sea el sino de los vicepresidentes de Adrián Barbón: asumir la mayor parte de las tareas del Gobierno sin mostrar fatiga.

Del conjunto de cometidos de Gimena Llamedo destacaría dos, la lucha contra la despoblación y la guerra contra la burocracia; son cuestiones muy candentes que vienen del anterior mandato. Para empezar, quiero matizar algunos enunciados. La lucha contra la despoblación no es lo mismo que la lucha contra el declive demográfico. Cuando se habla de despoblación se alude a tantas localidades de la zona rural que quedan sin vecinos. Es un problema serio, sin duda, pero el gran problema de Asturias es el hundimiento demográfico que afecta a toda la región y se debe combatir especialmente en las áreas urbanas, porque ahí viven el 82% de los asturianos. Segunda precisión: la guerra contra la burocracia no es, exactamente, la reforma de la Administración que anunció Barbón en 2020. Si el Principado reforma las brigadas de Investigación de Incendios puede ganar en eficacia la Administración, pero la burocracia no queda afectada. Creo que lo de la guerra contra la burocracia se utiliza porque permite señalar un enemigo para lanzar sobre él los dardos, cuando en realidad la burocracia no pasa de ser una creación de los burócratas, que es tanto como decir de los políticos. No es un mal externo, es la consecuencia de la acción de los distintos gobiernos que aumentaron las plantillas, duplicaron las leyes y se rodearon de gente que tiene como principal virtud estar en sintonía ideológica con el poder.

De las medidas contra el declive demográfico, citadas por la vicepresidenta, destacaría las ayudas a las familias, que a la postre es la vía más importante para revertir la tendencia poblacional. Sin embargo, tengo muchas dudas sobre el beneficio del Plan Retorna, del que la Xunta de Galicia habla maravillas. Hay que tener muchas tragaderas para dar por buenas sus cifras.