Primer debate en la Junta entre Adrián Barbón y Diego Canga. El portavoz popular eligió el sistema fiscal asturiano para preguntar al presidente del Principado. Es un tema muy atractivo para los dirigentes del centro-derecha, porque, como todo el mundo sabe, en Asturias los tributos gravan más la renta de las personas físicas o las herencias que en la mayoría de las comunidades autónomas. Canga se refirió, inicialmente, al Impuesto de Sucesiones, donde estamos a la cabeza de lo que hay que pagar al fisco por el patrimonio recibido. El portavoz del PP sacó a relucir que somos una isla fiscal: en Galicia, Castilla y León, Cantabria y el País Vasco no se paga nada, o casi no se paga, por heredar de padres a hijos. Recordó que estamos a la cola de la competitividad fiscal del pelotón autonómico y que había una media de siete renuncias de herencia al día. El líder popular anunció que va a proponer una bonificación del 99% en el Impuesto de Sucesiones, tal como se hace en Madrid, donde una persona que hereda 200.000 euros paga 282,2 euros.
Adrián Barbón realizó una defensa de su política fiscal, más basada en frases rotundas o sentenciosas que en números: «Los impuestos que pagamos todos permiten construir el patrimonio de los que no tienen patrimonio, el Estado del Bienestar». El aserto sirve para reflexionar, pero resulta que el Estado del Bienestar lo tienen también en Cantabria, País Vasco, Galicia y Castilla y León y heredan sin apenas coste. El presidente del Principado también repitió la frase más utilizada por la izquierda desde el inicio de la democracia, al hablar de su filosofía fiscal: «Que los que más tengan, más paguen». Esa máxima se cumple a rajatabla desde la reforma fiscal de Francisco Fernández-Ordóñez en 1978, con el Impuesto de Sociedades y el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, donde constaba que el tipo marginal máximo llegaba al 56%. De cien euros ingresados, cincuenta y seis para el Estado. Desde hace 45 años en España pagan mucho más las rentas altas que las bajas, como es natural. Decir lo contrario es demagogia o ignorancia.
Datos de hace ocho años. Las rentas más altas (ingresos anuales superiores a los 601.000 euros), los declararon 4.618 ciudadanos, el 0,024% del censo fiscal; pues bien, de media, pagaron 541.360 euros por declarante. Si vamos a las rentas más bajas (ingresos anuales hasta 12.000 euros) los declararon 7.953.452 ciudadanos, el 41,04% del censo fiscal. Pues bien, de media pagaron 183 euros por declarante. Fin del debate.