Reunión de la Junta Directiva del PP asturiano, un órgano mastodóntico de doscientos miembros, para fijar la fecha del congreso regional (18 de noviembre). Se habilitó el plazo de una semana para presentar candidatos a presidir la organización. En política es usual que las cuestiones empantanadas se resuelvan de repente, por la vía exprés. Llevan seis años sin celebrar un congreso y ahora se convoca con menos de un mes de antelación y sólo habrá una semana para solicitar avales. Miguel Tellado, alto dirigente nacional, asistió a la reunión para tutelar el proceso. En su opinión, el congreso debe servir para unir, no para dividir. Según el dirigente gallego, los afiliados tienen la palabra, pero por encima de todo el partido debe ser reforzado. Los congresos, como pegamento para la organización, constituyen un clásico en la política. En el manual del buen militante consta que de ellos sale el partido unido y reforzado. Sin embargo, la práctica dice que no siempre es así. El aparato de los partidos siempre teme el modelo abierto, en el que hay varios candidatos y los delegados no llegan aleccionados. En el PP, en concreto, hay un gusto indisimulado por los congresos de candidato único. Por estas fechas, el pasado año, desde Génova se descartó convocarlo porque intuían que iba a ser una reunión de debate y confrontación. Dijeron que no era urgente dirimir el liderazgo interno, sino elegir un candidato para las elecciones autonómicas. Pensaban que el dirigente que resultase triunfador en las instituciones uniría al partido. Cuando aterrizó Canga en Asturias, pese a no ser militante del PP, le dieron desde Madrid poder para hacer y deshacer en la organización. Era una situación anómala, pero cuando se vivieron tantas situaciones anómalas, qué importa una más. Me llamó la atención la alusión de Tellado a Canga: «El PP está en deuda con Diego Canga». Entiendo que le agradezcan haber elevado sensiblemente el techo electoral, pero esa salida a la carrera, sin dar explicaciones, no tiene precedentes en la política asturiana. Ahora, finalizado el ciclo electoral (autonómicas, municipales, generales), toca resolver el marasmo interno.

De las palabras de Tellado intuyo que Génova quiere un cónclave de fumata blanca a la primera. Nada de victorias relativas. Si el actual PP asturiano es el resultado de una complicada historia interna, qué sentido tiene forzar falsas unanimidades. Es más inteligente reconocer a las minorías que tener que poner gestoras en el futuro.