Ya los han visto en EL COMERCIO. Me refiero a la señora Pérez Espinosa con sus bolsas, a don Rodolfo Sánchez con su muleta y a doña Carmen Maniega con su bufanda. Comparecieron todos ellos como testigos en el Caso Pokemon. Comparecieron, aparentemente, alegres y confiados, pero vaya usted a saber.
O sea, que doña Isabel nada sabía acerca de los entresijos de la contratación de una página Web que se hizo para su campaña electoral de 2011. O sea, que don Rodolfo poco podía aportar para aclarar el mismo asunto. O sea, que doña Carmen aboga por la presunción de inocencia para las personas presuntamente implicadas al tiempo que muestra su predisposición a colaborar con la Justicia, ejemplaridad en estado puro.
A juzgar por la puesta en escena, doña Isabel Pérez-Espinosa ex edil del Ayuntamiento vetustense y ex candidata a la Presidencia del Gobierno autonómico, iba repleta de documentación. Pero, ¡ay!, no se ocupaba de los asuntos de tejas abajo como los de la mentada Web, sus afanes y desvelos volaban mucho más alto y estaban impulsados por su empeño en pro de Asturias y su ciudadanía, aunque aquello no cuajó, pues cosechó el peor resultado de su partido en unas elecciones autonómicas. Pero ésa fue otra historia.
Por su lado, fue muy llamativa la puesta en escena de don Rodolfo Sánchez, en su momento encargado de las relaciones del Ayuntamiento carbayón con los medios. Personaje importante de la última etapa del gabinismo. Hablamos de un tiempo en el que Gabino era el hombre fuerte del PP astur, que se enfrentó a Cascos y que, con puestas en escena de pitanzas varias, apostó por la candidata Espinosa. Por vez primera en mucho tiempo, no se cumplieron sus anhelos, pues en 2011 perdió la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Oviedo y su candidata a presidir Asturias fracasó rotundamente.
En cuanto a doña Carmen, acaso haya sido la puesta en escena menos llamativa, al tiempo que va perdiendo protagonismo en la vida pública asturiana.
De bolsas, bastones y bufandas. Si doña Isabel fracasó en su tentativa autonómica, vive a día de hoy horas bajas, pues su canonjía está, como otras muchas, en funciones. Si don Rodolfo tuvo un protagonismo indudable en su momento en la vida municipal ovetense, desde el cambio de Gobierno en la capital carbayona, está llamado a languidecer como funcionario. Si doña Carmen disfrutó de haber sido diputada en Madrid, a día de hoy, ya no tiene escaño en el Congreso y su partido en Avilés no pasa precisamente por un buen momento.
Más allá de los presuntos delitos que se hayan podido cometer en el caso Pokemon, lo que se ve y se escenifica es decadencia, es un fin de ciclo político. Eso sí, un final sin heroísmo alguno, con sordideces varias que no cesan.
El gabinismo se termina sin grandeza tras tanto y tanto grandonismo. Estéticamente, no hay cabida para otro final.