>

Blogs

Luis Arias Argüelles-Meres

Panorama Vetustense

Recuerdos de Oviedo: Plaza de Santa Clara

Plaza de Santa Clara, al lado de casa. Allí estaba el Garaje Asturias donde guardábamos el coche. A su lado, había otro garaje, el Ovetense, en el que nunca entré, pero daba la impresión de que era mucho más pequeño, por lo que se observaba desde la acera. O sea, todo nomenclatura muy cercana. Por si ello fuera poco, en esa misma plaza, un señor de Lanio estaba al frente de un pequeño comercio donde se hacía la mayor parte de la compra de cada día para nuestra casa. Frente a los garajes, una de las fachadas del Caserón de Santa Clara, actual sede de la Agencia tributaria. Corazón de Oviedo, enclave atopadizo y familiar.
El garaje Asturias lo recordaré siempre por sus enormes dimensiones, aunque sólo contaba entonces con una planta. Sus guardas eran muy afables, en unos tiempos en los que los vehículos fallaban bastante más que ahora, y a veces, les tocaba empujar, así como dirigir las maniobras de salida y aparcamiento. Y siempre tenían palabras amables.
Plaza de Santa Clara. Bien mirado, en la historia de Oviedo, lo conventual está omnipresente. Pensemos, entre otros, en los conventos de San Francisco y el que da nombre a la plaza de la que venimos hablando. Y pensemos también en la larga historia que atesora el edificio que actualmente es la sede en nuestra ciudad de la Agencia Tributaria.
Convento de Santa Clara. En su momento cuartel. Y, en ese tiempo inmediatamente anterior a su transformación, se cuenta que en su interior tuvieron lugar combates de boxeo. La Iglesia y el Estado en su larga historia. Y, por el medio, las cosas, más o menos toleradas, en los años que no tuvo destino concreto y que el abandono lo habitó. O que habitó el abandono. Vayan ustedes a saber.
Plaza de Santa Clara. Cuando pienso en las obras previas de las que me tocó ser testigo de niño, desde nuestra casa en la plaza del Carbayón, me percato de que tuve la enorme fortuna de haber descubierto el mundo en un espacio que en gran medida marca el significado histórico de nuestra ciudad.
Verán ustedes: cuando Juan Antonio Cabezas da cuenta en su memorable biografía sobre Clarín de la polémica que se generó en la ciudad cuando se decidió que el árbol más simbólico de Oviedo fuese talado, me percaté de que esa dialéctica entre tradición y modernidad es la que marca la historia vetustense. Lo digo, porque hay constancia en nuestra intrahistoria de las posiciones encontradas que se suscitaron cuando se decidió remodelar el antiguo Caserón de Santa Clara y convertirlo en Agencia Tributaria.
Los que no estaban de acuerdo con el proyecto eran conocidos como “clarisos”, frente a ellos, se encontraban sus antagonistas que eran partidarios de acabar con aquel abandono dando una utilidad al histórico edificio acorde con los tiempos.
Así pues, tuve la suerte de ser testigo de la puesta en práctica de un proyecto que había nacido polémico. Y, sin entrar en disquisiciones estéticas sobre asuntos en los que no soy ni mucho menos un especialista, lo cierto es que, si nos situamos en la plaza de santa Clara y observamos la fachada lateral de la actual Agencia Tributaria, tendremos la oportunidad de contemplar una suerte de síntesis entre tradición y modernidad enormemente ilustrativa.
Desde luego, la tradición pesa. Lo que contemplamos es una arquitectura señera y soberbia. Es la piedra noble, la piedra que tiene el empaque del paso de los siglos y que, en su momento, se hizo de ella arte. Pero también podemos observar cómo, al lado de esa presencia de lo solemne y secular, se manifiestan también otros guiños estéticos muy siglo XX. Y, claro, siempre resulta arriesgado unir lo clásico y lo moderno, son idiomas muy diferentes, estilos a los que separan los tiempos y que, sin embargo, con la pericia de un buen arquitecto, pueden llegar a convivir, incluso a no rechazarse mutuamente. Pregúntese el lector si el arquitecto Castelao, cuya presencia en el Oviedo contemporáneo no es pequeña, consiguió con su propuesta armonizar el conjunto.
Y es que, tan pronto, dejamos atrás la pequeña plaza de Santa Clara, y llegamos a la calle Foncalada, ya se asoman los nuevos elementos que añadió Castelao, desde la sillería hasta los acristalamientos.
Y, aunque sabemos que a día de hoy, el proyecto de Castelao ya tiene varias décadas de presencia en Oviedo y que, por ello, forma parte de nuestro paisaje, vale la pena –y mucho- dedicar un tiempo a la observación del proyecto que llevó a cabo, proyecto, insisto, arriesgado, original y, desde mi punto de vista, muy meritorio.
Plaza de santa Clara. Años sesenta. Ignoro en qué momento se abrieron aquellos garajes que ya estaban allí cuando yo era niño. Pero, en todo caso, también tiene su encanto pensar que los tiempos modernos no sólo se quedaron incorporados en el viejo caserón de santa Clara, sino que también se hicieron sitio en la plaza que debe su nombre al antiguo convento, cuyo solar fue propiedad suya.
Piedra noble, en su momento llena de hollín, de abandono. Piedra noble que sigue formando parte de los muros de un edificio dedicados desde su remodelación a los servicios públicos. Piedra noble que tanto atestigua en silencio, cuya presencia va mucho más allá en el tiempo de todo aquello para lo que fue instalada en lo que hoy forma parte del corazón de Oviedo.
Plaza de santa Clara. Actualmente, una de las referencias del universo sidrero en Oviedo. En mi infancia, como dije al principio, un comercio y dos garajes, es decir, actividad, es decir, nuevos tiempos.
Plaza de santa Clara, tradición y modernidad. Y, dentro de lo que es Oviedo, una especie de vestíbulo, de descanso entre calles donde se desarrolla una enorme actividad. Descanso entre calles, al modo de los descansillos en una escalera. Un pequeño espacio para una breve pausa en el transcurrir y devenir de nuestra ciudad.
De plaza en plaza, desde el Carbayón a santa Clara. Desde donde se rinde homenaje al legendario árbol de Oviedo, hasta una de las caras del viejo convento. Viejo roble, viejas piedras. A uno se le recuerda. A las otras se las invita. O, más bien, son ellas las que invitan a su casa a nuestro tiempo.
Y ambas plazas, como anfitrionas, son un lujo.

 

Temas

Blog de Luis Arias Argüelles-Meres

Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


mayo 2016
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031