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Luis Arias Argüelles-Meres

Panorama Vetustense

Jabalíes en Oviedo

“Los jabalíes van solos o en parejas. Los que van en piara son los cerdos”. (Unamuno).

 

En la versión más cercana a lo mucho que hay de milagrero y rancio en nuestra ciudad, la noticia que publica EL COMERCIO acerca de los dos jabalíes que tuvieron a bien pasearse por las inmediaciones del nuevo Carlos Tartiere es, además de divertida, muy metafórica, y no sólo en un sentido.

Siempre hubo, simbólicamente hablando, jabalíes en la vida pública. De hecho, a propósito de la frase de Unamuno que reproduzco al principio de este artículo, había un grupo en las Cortes a los que se les denominaba los jabalíes, que eran cinco. Y según se cuenta, hubo una ocasión en la que los susodichos parlamentarios  se acercaron al Rector salmantino diciéndole: “Don Miguel, aquí tiene usted a los cinco jabalíes de la Cámara”. A lo que el autor de “La agonía del cristianismo” replicó: “Imposible, los jabalíes van solos o en parejas. Los que van en piara son los cerdos”.

Bueno, por lo que se ve, al menos en Oviedo, siguen yendo solos o en pareja. Y, además de esto, si prestamos un mínimo de atención al ruido y la furia de quienes, a la hora de despotricar contra determinadas medidas del gobierno local, arremeten también contra lo que vino sucediendo en las tres últimas décadas, como es el caso de los ya legendarios chiringuitos de las fiestas mateínas, se diría que su estridencia resulta un tanto desquiciante. Y conste que, en este caso, voy más a la formas que a los mensajes en sí mismos, que no analizaré en el presente artículo. No estaría mal que algunos bajasen un poco los decibelios de sus peroratas.

Jabalíes en Oviedo. Claro que el problema no es sólo local, pues también vienen haciendo cada vez más actos de presencia en otras ciudades, villas y pueblos. Pero, centrándonos en el caso de nuestra ciudad, en sus irrupciones por el asfalto, como paseantes avezados, hay otro aspecto muy relevante desde el punto de vista simbólico. Como resulta que cada vez están más abandonados los montes y los bosques, los ejemplares de la especie bajan a los lugares civilizados en busca de comida.

Y, en el caso de Oviedo, resulta que tenemos el Naranco. Y, allí, como bien se sabe, la presencia de monumentos prerrománicos es marca de la casa. Pues bien, cabe en lo posible plantear que la misma dejadez que sufren los montes la padece nuestro patrimonio artístico y cultural. Y quién sabe si estos animales no serán una especie de enviados del Creador para recordarnos las consecuencias de no cuidar nuestro patrimonio, tanto paisajístico como artístico, tanto natural como cultural, que dirían Rickert y Dilthey.

Jabalíes en Oviedo. Hay quien hace de tal en su discurso público. Y, por otra parte, buscan entre nosotros lo que ya no encuentran en su medio más natural.

Jabalíes en Oviedo. ¿Quién nos iba a decir que llegarían a formar parte a un tiempo de nuestra vida pública y de nuestro paisaje?

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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