De cuanto aconteció en el partido del Oviedo frente al Numancia, hay algo que, al menos para mí, quedó meridianamente claro, y no es otra cosa que la ineficacia de Edu Bedia. Un Edu Bedia, lento e impreciso, que no arriesga y que no asume dirigir el juego del equipo desde el centro de campo. Hay jugadores que mejoraron mucho con respecto al año pasado. Acaso el lateral Fernández sea el ejemplo más indudable de esto que digo. Pero Bedia sigue sin rendir.

Además, no deja de ser paradójico que, contando la plantilla actual con una cantidad de centrocampistas importante, sigamos padeciendo que esa línea tan fundamental y decisiva no funciona.

Sería prematuro aventurarse a afirmar que no se fichó bien en lo que se refiere al centro del campo. Aventurado y, por supuesto, nada deseable. Ahora bien, con respecto a Edu Bedia, ya contamos con tiempo suficiente para lamentar su continua falta de rendimiento. Y, en ese sentido, habría que preguntarse por qué Fernando Hierro sigue apostando por el futbolista cántabro como titular.

De pifia en pifia. No sólo hubo clamorosos despistes defensivos que nos costaron goles, es que además se echó en falta que el Oviedo no disputase el balón a la defensa del Numancia, una defensa que, todo hay que decirlo, se mostró insegura en varios lances del partido.

De pifia en pifia. El balón que perdió Edu Bedia y que dio origen a la jugada del segundo gol de Numancia. El gol, para fortuna nuestra, del equipo visitante en propia puerta.

Señor Hierro, el centro del campo tiene que funcionar. Creo que tal necesidad la tuvo que advertir usted y que no queda otra que ponerle remedio.

Y, puestos a buscar cosas positivas, a Toché, no se le puede negar la avidez que tiene de gol. A Linares, aunque no cuajó un gran partido, no se le puede negar que luchó sin tregua. A Michu, hay que darle confianza, porque sus destellos de calidad están ahí, por mucho que no se hayan materializado en el encuentro ante el Numancia.

Toca pensar no sólo en el Rayo Vallecano, que es el próximo rival, sino en corregir las grandes carencias que venimos viendo desde principio de temporada. Y es deprimente ver a un Bedia resbalando, pasando mal el balón, o haciéndolo hacia atrás, sin provocar desmarques, sin efectuar lanzamientos por banda con peligro.

En una palabra, se trata de un jugador que en el campo no tiene rumbo, y lo malo es que le toca marcarlo a él por su posición en el campo. El juego del Oviedo debe ser corregido.