Juan Carlos nos dio un tremendo susto en el primer tiempo que parecía plasmar el desquiciamiento del equipo tras la mala racha de cinco partidos sin ganar. A ello hay que añadir que el conjunto carbayón no parecía capaz de crear peligro a un Córdoba que, al margen de su complicada situación en la tabla, estaba bien situado en el campo y conseguía no dejar resquicios al Oviedo para elaborar jugadas de ataque que pudieran desequilibrar el marcador.
Una primera parte anodina de un Oviedo sin firmeza, sin convicción y agarrotado. Lo único positivo de los primeros 45 minutos fue que el Córdoba, aun reconociéndolo el mérito de saber frenarnos bien, no parecía un equipo eficaz ofensivamente hablando, algo que se confirmó en el segundo periodo.
Lo más positivo del Oviedo en el partido de ayer fue, a mi juicio, la presencia de Mariga. Suyos fueron el control y el pase que habilitaron a Diegui para marcar su gol, el primero que logra, si la memoria no me falla, como jugador azul. Un gol en el descuento que no sólo sentenció el partido, sino que además terminó con el maleficio de no ser capaces de mantener un resultado favorable cuando nos ponemos por delante en el marcador.
Una mañana que empezó fría, como el partido, pero que, al fin, sirvió para el ansiado reencuentro con la victoria. No obstante, hay muchas cosas que no podemos pasar por alto. Aparte de lo apuntado con respecto a Juan Carlos, que se complicó la vida hasta el extremo de que aquello pudo costarnos un serio disgusto, también hay que decir que Cotugno no tuvo el domingo su día a la hora de defender con garantías su zona. Que Aarón no fue el jugador decisivo de otros partidos. Y, sobre todo, que nos sigue faltando ese director de orquesta que habilite el juego ofensivo desde el centro del campo.
Cierto es que, como dije, fue esperanzadora la aportación de Mariga: tiene clase y visión del juego, pero, a la hora de crear, o bien estuvo muy solo, o bien falta tiempo para que haya un entendimiento entre los jugadores, entendimiento que, esperemos, no tarde demasiado en llegar. Pero hay que ser positivos: el Oviedo que se enfrentó al Córdoba era un equipo en crisis y, aun así, salió airoso del envite. La crisis se vence con la confianza que dan las victorias y las rachas positivas, justo lo que toca a partir de ahora, lo que está por venir con la recuperación de jugadores hasta el momento lesionados que, como hicieron Mariga y Diegui el domingo, están llamados a hacer importantes aportaciones al conjunto carbayón.