“No extrañéis, dulces amigos, / que esté mi frente arrugada/. Yo vivo en paz con los hombres/ y en guerra con mis entrañas”. (Antonio Machado).
“El hombre es, por encima de todo, heredero. Y que esto y no otra cosa es lo que le diferencia radicalmente del animal. Pero tener conciencia de que se es heredero es tener conciencia histórica”. (Ortega y Gasset).
Acaso con excesiva lentitud, todas las iniciativas que se vienen tomando encaminadas a la recuperación de la figura de Leopoldo Alas y García Argüelles, hijo de Clarín y rector de la Universidad de Oviedo, fusilado ignominiosamente en febrero del 37, contribuyen a que, de una vez por todas, se haga justicia poética y justicia histórica a una personalidad que, según mi criterio, es el último representante de lo que puede considerarse la época más esplendorosa de la Universidad de Oviedo. No sólo hablamos del hijo de ‘Clarín’, sino también del heredero de aquel ‘grupo de Oviedo’ que estuvo en la vanguardia en su tiempo de las universidades españolas.
Acaba de salir a la luz un libro que recoge la obra periodística del rector Alas. Una obra periodística que, ante todo y sobre todo, no es anecdótica ni secundaria en el caso que nos ocupa. Tengamos en cuenta que el rector Alas nació en 1883, en el mismo año que Ortega y Gasset. Pertenece, por tanto, a una generación, la de 1914, cuyo rasgo distintivo más fundamental era el afán pedagógico, que iba mucho más de las aulas, que se plasmaba en los periódicos. Hablamos de un tiempo en el que la generación que protagonizó la proclamación del único Estado no lampedusiano de nuestra historia contemporánea, convirtió la vida pública en un aula, con las ‘Misiones pedagógicas’ de Casona y ‘La Barraca’ de Lorca, llevando el teatro a los pueblos, con la omnipresencia en los periódicos, difundiendo el saber e influyendo en la opinión pública. Recordemos a este propósito aquello que dejó escrito Ortega, en el sentido de que el español huye de lo solemne como es el libro y la cátedra y que, para llegar a él, hay que servirse de esa plazuela intelectual que es el periódico.
En esta obra periodística del rector Alas que acaba de publicarse, hay artículos que son mucho más actuales de lo que puede pensarse, que hablan de la minería en Asturias, que inciden en el espíritu antitaurino que había empezado con Jovellanos y Larra, que se ocupan de lo que debe ser la misión de la Universidad, que insisten en el imperativo de que el conocimiento tiene que llegar a toda la ciudadanía y no ser privilegio de las clases adineradas.
Por otra parte, muchos de los artículos del rector Alas que se reproducen en este libro fueron publicados en los medios más prestigiosos e influyentes de la España de la época. Por ejemplo, en el diario ‘El Sol’. Por ejemplo, en la Revista ‘España’, fundada en 1917 por Ortega y que, según el filósofo nacía del matrimonio más español que existe, el formado por el enojo y la esperanza. El hecho de que Leopoldo Alas colaborase en estos medios da cuenta del prestigio que alcanzó en su día no sólo como profesor universitario, sino también como un miembro activo de la generación de 1914 comprometido con el ideario republicano.
Rector Alas, una vocación marcada por el convencimiento de que el saber y el conocimiento nos hacen mejores y nos emancipan. Una vocación periodística al servicio de un país más próspero y más justo.
Que sus escritos y afanes se recuperen supone un desquite frente al asesinato del que fue objeto. Fue fusilado por su compromiso con su tiempo y con su país.
Leer este libro significa, volviendo a lo afirmado en las primeras líneas de este artículo, plantar cara a un oprobio y asomarse a lo que fueron los anhelos y afanes de un representante de la mejor Asturias y de la mejor España.