Confieso que no puedo evitarlo: cada vez que leo en EL COMERCIO extractos de las conversaciones de ese modélico y ejemplar empresario conocido como ‘El Patatero’, siento un asco infinito, no sólo por todo lo que pretende amañar, que no es poco, sino también por la sordidez de sus palabras, por un uso del idioma tan cutre. Y, por lo que parece, el asunto está lejos de concluir.
Por otro lado, no me produce menor rechazo el hecho de que este asunto, al haber suscitado discrepancias entre los partidos políticos que conforman el equipo de gobierno, pueda, al final, resultar muy divertido para quienes, desde determinados ámbitos mediáticos y políticos, se frotan las manos a la hora de manifestar que hay desavenencias y enfrentamientos dentro del gobierno municipal.
Ésa parece ser su principal baza y apuesta, al tiempo que no plantean un proyecto de ciudad, al tiempo que no saben bien cómo afrontar en sus discursos las deudas y despilfarros de épocas inmediatamente anteriores.
Pues eso: una enredadera que enzarza. Resulta, como mínimo, curioso que Foro Asturias pida, en Oviedo y también en el ámbito autonómico, comisiones de investigación, cuando se da la circunstancia de que en algunas conversaciones entre empresarios de la trama se habla del fundador de este partido.
Yo no sé si estas comisiones de investigación van a aportar más información que las pesquisas que está haciendo la Guardia Civil. Ignoro también si será eficaz la personación del Ayuntamiento en el caso, aunque es perfectamente lógico que lo haga.
Pero, fíjense, ante todo y sobre todo, lo que nadie pone en duda es la honestidad del alcalde y de su equipo de gobierno. Así lo proclama la vicealcaldesa Ana Taboada y eso mismo afirma el concejal de Ciudadanos, Luis Pacho.
Ante esto, me hago una pregunta ingenua: ¿Por qué, en ciertos ámbitos, se incide más en las desavenencias del equipo de gobierno que en el hecho de que no se cuestiona la honestidad de quienes gobiernan Oviedo? ¿Estaríamos hablando de lo mismo si este escándalo hubiese estallado hace años? ¡Ay!
Todo parece indicar que este hediondo culebrón, que da cuenta de una trama encaminada a vampirizar la menguada economía ciudadana, está lejos de concluir en lo que se refiere al conocimiento de las conversaciones y chanchullos de tan florentinos y modélicos personajes.
Pero tengo confianza también en el trabajo policial que está en marcha, un trabajo impagable en el sentido de que pone a los presuntos delincuentes en su sitio.
Y, por otro lado, el Alcalde de Oviedo será más o menos rápido en sus decisiones, pero, ante todo, cuenta con una honestidad que nadie pone en tela de juicio.
Y eso en los tiempos que corren es mucho.