Contra el Extremadura, Joel Bárcenas hizo un partido discreto. Sin embargo, en el encuentro jugado en el Arcángel frente al Córdoba, el mundialista panameño no sólo fue la estrella del conjunto carbayón, sino que además cuajó una actuación que, sin incurrir en lo hiperbólico, se puede considerar memorable. Demostró un poderío físico envidiable, sobre todo en velocidad, al tiempo que dejó muy claro que la destreza en los regates y en las asistencias lo acompaña. Todo un partidazo por parte de un jugador que parece estar llamado a dar grandes alegrías al oviedismo.
Por otra parte, al Oviedo, le hace mucha falta conjurarse contra la zozobra. Tras haber llegado al descanso con un dos a cero a nuestro favor, parecía obligado poder controlar el partido y no incurrir en fases agónicas a lo largo del segundo tiempo, fases agónicas que llegaron por clamorosos fallos defensivos en cada uno de los goles que consiguió el Córdoba y que culminaron con aquel penalti en el descuento que supo repeler Alfonso. (Entre paréntesis: el guardameta ovetense cuajó una actuación soberbia con una intervención prodigiosa a mano cambiada muy poco antes de que encajásemos el primer gol).
A lo largo de todo el partido, el Oviedo consiguió trenzar jugadas que desbordaron al rival, pero, paradójicamente, el adversario logró desbordarnos en varios lances en los que mostramos una inseguridad defensiva preocupante, de la que el míster habrá tomado buena nota y hará cuanto sea posible para evitarla.
Contra la zozobra. Insisto una vez más en que siempre soy partidario de ver la botella medio llena. Y, desde luego, el comienzo de liga que está teniendo el Oviedo da lugar a la esperanza.
Dicho esto, contando con un centro del campo de calidad y con defensas solventes, hay que dar el paso lo antes posible a serenar el juego, a dejar claro sobre el césped que el equipo se gusta y se reivindica jugando bien y con seguridad.
No se trata sólo de evitar despistes a la hora de los marcajes en las jugadas de estrategia del contrario, que también, sino que, ante todo y sobre todo, hay que tener una presencia en el campo que aleje del todo las zozobras e inseguridades. Desde luego, no hay soluciones mágicas, pero es un empeño irrenunciable en un equipo con ambición.
Al final, cuatro goles en un partido a domicilio. Al final, una victoria fuera de casa a comienzos de temporada. Al final, la botella está más que medio llena.