DISENSIONES EN EL TRIPARTITO
Conforme se va acercando el fin de esta legislatura, las disensiones en el tripartito que gobierna el Ayuntamiento de Oviedo no hacen más que incrementarse. El último –o penúltimo, porque nunca se– desencuentro lo están protagonizando Rubén Rosón y Ana Rivas. Lo sustantivo del desencuentro de marras viene dado, según parece, por la queja del edil de Somos al plantear que, de 130 millones de euros financiados por su concejalía, solo se ejecutaron hasta el momento 20 millones. Las cifras –¿a qué negarlo?– marean.
Y, más allá de la polémica en sí misma, la edil socialista replica que estas disensiones en el seno del gobierno municipal pueden llevar a que se repita lo acontecido en Andalucía en diciembre.
Claro, el problema no es que las personas desencantadas con el actual equipo de gobierno cambien su voto y apuesten por Vox, lo preocupante es que haya abstención entre los votantes de izquierda; abstención que, de llevarse a cabo, favorecería claramente a las formaciones conservadoras.
¿Saben? Lo más inquietante de todo esto para las formaciones políticas que conforman el tripartito es que, en parte, parece estar cumpliéndose el guion de sus adversarios políticos, o sea, que es más lo que los separa que lo que los une y que no muestran capacidad para llevar a cabo los acuerdos más importantes en su acción de gobierno.
Digo que ‘parece estar cumpliéndose’, porque creo y quiero creer que sigue pesando mucho más lo que los une en lo que se refiere a sus inquietudes sociales, así como a sus afanes de que la forma de hacer política del ‘gabinismo’ sea definitivamente historia.
De todos modos, sería muy deseable que el actual gobierno vetustense no echase por tierra lo que fue su mayor logro, es decir, que pesasen más las ideas que los personalismos.
Si en su momento Ana Taboada, aunque presidía el grupo municipal más votado de la izquierda, evitó la continuidad del ‘gabinismo’, apostando por Wenceslao López como alcalde, en un gesto que dio muestras de una generosidad loable, bueno sería que en el poco tiempo que resta hasta las elecciones de mayo, se diese más importancia a lo que los une y se evitase en lo posible una imagen de desunión que sería lesiva para la izquierda en su conjunto.
Siendo lógico e inevitable que haya disensiones entre tres partidos políticos, sería fantástico que pesasen más los acuerdos y los puntos de encuentro.
Y que esto se hiciese ver. Y oír.