Tras la tensión que se vivió en el Pleno extraordinario anterior que había tenido como punto único en el orden del día el polémico asunto del área metropolitana, el que se celebró el martes día 15 no sólo fue muy corto, sino que además podían verse en los semblantes sonrisas y sosiegos. Tocaban proposiciones de urgencia, tres de ellas las planteó el PP, a saber: Venezuela, un Grado de Gastronomía en la Universidad de Oviedo y, por supuesto, respeto a las enseñas patrias, faltaría más. En la primera, se pidió apoyo para Guaidó. En la segunda, se hizo una apuesta por la iniciativa privada de parte de doña Belén Fernández, que tiene las cosas meridianamente claras: defender lo público es rancio y trasnochado. Toda una pensadora de vanguardia la edil conservadora. Y el respeto por toda la simbología patria lo defendió el señor Fernández-Ladreda. Ante todo, España, por patriotismo que no quede.
Por su parte, Rubén Rosón puso de relieve la urgencia de que los servicios que se fueron privatizando volviesen a ser públicos. El edil socialista Ricardo Fernández, estando de acuerdo en el fondo de la cuestión, no vio que aquello fuese urgente, sino importante. Por matices, que no quede.
Pero, ante todo y sobre todo, tengo para mí que la corta duración del Pleno guarda mucha relación con el hecho de que se da ya casi por finalizado el actual mandato. De hecho, es significativo que las cuatro preguntas que formuló Agustín Iglesias Caunedo se quedaron sin respuesta. Se diría que apenas queda espacio para nada, ni siquiera para el debate.
Fíjense: las propuestas de urgencia que puso sobre la mesa el PP, excepción hecha del Grado de Gastronomía que defendió doña Belén Fernández, fueron sobre temas ajenos al ámbito municipal: desde Venezuela a Cataluña y tiro porque me toca.
O sea, parafraseando a Caballero Bonald, el tiempo que nos queda, en este caso, de mandato municipal, abre paso no sólo a asuntos que exceden el ámbito municipal, sino que además da la impresión de que aquí todo está ya hecho, o a medio hacer, pero que no hay margen para ir más allá del momento presente.
Así es que los Plenos son, más que nunca, de trámite. Así es que hay que dejar muy claras las posiciones ideológicas y guardar no pequeña parte de las energías para la campaña y para la precampaña.