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Luis Arias Argüelles-Meres

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SEMBLANZAS CARBAYONAS: ÁNGEL GONZÁLEZ

 

 

Poeta universal y de Oviedo

Es uno de los grandes poetas de la segunda mitad del siglo XX

En su obra y en su persona siempre estuvo muy presente su ciudad

Todo el mundo en Oviedo decía haber tomado copas con él, conocerlo a fondo

Generación de medio siglo», niños de la guerra», poetas cuya infancia está marcada por la guerra civil. Toda su existencia lo estará. Poetas que, sin abandonar la inquietud por lo social, sin dejar nunca de lado su rechazo a la dictadura, tienen una voluntad de estilo irrenunciable, una ambición estética que los llevará más allá del desgarro y de la protesta, a un compromiso con eso que se viene conociendo como la obra bien hecha. Pues bien, a la referida generación pertenecen, entre otros, Gil de Biedma, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo, Carlos Sahagún, Eladio Cabañero y nuestro Ángel González, el más viejo de tan ilustre nómina.

Poeta y profesor, estudioso de la poesía contemporánea española, ovetense de pro, en cuya obra tiene una presencia continua, un protagonismo enorme la ironía que, a veces, es sátira, que casi siempre es desquite. La vieja capital de provincias de la que habla en un poema inolvidable, con su clima lluvioso, con sus nubes oscuras, con el sufrimiento del que fue testigo, con los personajes que la poblaban.

El propio interesado lo explicó con claridad: «Larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia, y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia.»

La amarga realidad que, al modo quevediano, había que echarla por la boca, tenía en la España de aquel tiempo un inequívoco código para burlar o, al menos, sortear a la censura. Ese código lo entendió muy bien Ángel González. Por ejemplo, cuando decidió acabar con las cucarachas que en verano invadían su casa, éstas se plantearon escribir un escrito de protesta al presidente de la República. El poeta se preguntaba en qué país se creían que estaban las cucarachas. En otro poema, se habla de un país que se consideraba emplazado a ir a las urnas, pero, ¡ay!, hubo un general que entendió que la llamada era a las armas.

Ángel González, poeta universal y de Oviedo. Con la llegada de la democracia, sus estancias en nuestra heroica ciudad fueron siendo cada vez más frecuentes. Todo el mundo decía haber tomado copas con él, todo el mundo decía conocerlo y tratarlo a fondo. Escribí que, a partir de los años ochenta, hubo dos minorías en Oviedo. Una de ellas, formada por quienes no habían sido abrazados por Antonio Masip en la calle. Y la otra, compuesta por quienes, disfrutando de la lectura de uno de los mejores poetas de posguerra, no habíamos tomado copas con Ángel González hasta el alba.

Uno de los mejores poetas de posguerra digo, o, si se prefiere, uno de los grandes poetas de la segunda mitad del siglo XX, que vivió la revolución del 34, la guerra civil y la posguerra. Que, en su obra y en su persona, siempre estuvo muy presente la ciudad que lo vio nacer.

Tras su fallecimiento, el 12 de enero de 2008, hubo una serie de iniciativas encaminadas a crear una Fundación que preservase y estudiase su obra. Los desencuentros no hicieron posible que ese proyecto se llevarse a cabo. No obstante, ahí está su obra para disfrutarla, para el enriquecimiento del público lector que quiera asomarse a una de las cumbres de la poesía en castellano en la segunda mitad del siglo XX.

El amor, la ironía, la memoria, el paso del tiempo, la palabra como herramienta para dar cuenta de una obra bien hecha que, a su vez, supo hacerse eco de sufrimientos y anhelos. No resulta difícil percibir la presencia de Oviedo en poemas memorables . La lectura de esos poemas nos remite a un tiempo que el autor de ‘Palabra sobre Palabra’ supo plasmar con precisión y con una sensibilidad estética que, en muchos casos, estremece.

¿Cómo no recordar el poema en el que se remonta a todo lo humanamente acontecido para que la existencia del propio poeta fue posible? ¿Cómo no retener en la memoria no solo el clima de la ciudad, no solo su paisaje de «ennegrecidas tejas», sino también todo lo que bullía por debajo de casas y tejados? ¿Cómo no tener presentes intertextualidades enormemente logradas como aquella que habla de ‘La luz a ti debida’, que es un inequívoco guiño a la mejor poesía amorosa del siglo XX, concretamente a la obra de Pedro Salinas? El amor, el paso del tiempo, el testimonio poético de uno de los grandes literatos del siglo XX que nació en Oviedo, al que le hubiera gustado ser cantautor de boleros sentimentales.

Ángel González y Oviedo. Oviedo y Ángel González.

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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