Si bien se mira, ¡cuánto ha cambiado la FSA en los últimos cuatro años! Los hechos están ahí: si en Oviedo hubo un tripartito de izquierdas desde 2015 hasta este momento, fue por aquel susurro de Ana Taboada a Wenceslao López anunciándole que el grupo de Somos Oviedo lo votaría como Alcalde en la sesión de investidura. La FSA de entonces, como Xixón sí puede no había apoyado al candidato socialista en la ciudad de Jovellanos, estaba dispuesta a permitir que en nuestra ciudad gobernase Caunedo. O sea, la ciudadanía de Oviedo tenía que cargar con las consecuencias de lo que Podemos había decidido en Gijón. Y, a lo largo de estos cuatro años, don Javier Fernández se lamentó muchas veces de que gobernase la derecha en Gijón, pero en ningún momento manifestó su satisfacción por el hecho de que Wenceslao López fuese el alcalde de la capital.
Sin embargo, en vísperas de lo que vaya a suceder en el Pleno del sábado en Oviedo, el actual secretario de la FSA pone claramente de manifiesto que no podrá haber pactos entre el PSOE y Ciudadanos en el ámbito autonómico, en el caso de que la formación naranja entregue el gobierno municipal al señor Canteli.
Así pues, con independencia de lo que pueda llegar a suceder, está claro que, para la nueva FSA, Oviedo existe, y que le concede mucha importancia a que la Alcaldía siga en manos de Wenceslao López. El cambio, a decir verdad, es muy grande. Ya no se puede decir que la Alcaldía de Oviedo sea algo indiferente para los dirigentes asturianos del PSOE. Ni la consideran inalcanzable, ni tampoco parecen predispuestos a cedérsela al PP, como vino ocurriendo en los últimos años.
Cierto es que, si consideramos que Ciudadanos es un partido conservador, en la nueva Corporación vetustense, las derechas suman claramente más que las fuerzas de izquierda.
La formación naranja no sólo tiene la llave para decidir la Alcaldía de Oviedo, sino que además está en su mano decantarse por una posición centrista o conservadora, al tiempo que regeneracionista, pues, si apoyasen a Wenceslao López, lo estarían haciendo a un candidato de cuya honestidad no cabe albergar dudas. Distinta cosa es que puedan coincidir en lo fundamental ambos proyectos de ciudad, ambos programas.
Cierto es que las presiones de Barbón significan, además de un cambio radical de postura con respecto a Oviedo por parte de la FSA, una suerte de intercambio de cromos. Es decir, Oviedo será clave para que, en el ámbito autonómico, se pueda o no alcanzar pactos entre el PSOE y el partido que en Asturias dirige Juan Vázquez.
En todo caso, es todo un acontecimiento que la FSA no renuncie a Oviedo.