Flojeando
Por mucho que nos resistamos a ello, hay que reconocer que, en líneas generales, hemos estado flojos en La Rosaleda. La suerte estuvo de nuestro lado al irnos al descanso con empate, pues el Málaga, en los primeros 45 minutos, nos superó claramente en el juego y tampoco le faltaron las ocasiones. Con todo, nos quedaba la esperanza de que, tras el paso por los vestuarios, tal y como había sucedido en Albacete, saliésemos mejor armados y fuésemos a por el partido.
Desdichadamente, no fue así. Ahí estuvo el primer gol de Málaga, de bella factura, a pesar de las indecisiones previas en la defensa y en la salida que se tenía que haber hecho y no se hizo. Luego, llegó el penalti, a decir verdad, dudoso, en el que el VAR no llevó la contraria a lo que el árbitro había señalado.
De todos modos, la duda de la pena máxima no nos puede llevar a la conclusión de que perdimos injustamente el partido. Hasta Rozada reconoció, en su rueda de prensa tras el choque, que el Málaga había hecho más merecimientos para alzarse con la derrota. No, nos engañemos y reconozcamos que, en conjunto, hemos sido inferiores a un Málaga que, desde el primer momento salió a por el partido. La mordiente y el talento que en encuentros anteriores habían tenido, entre otros, Saúl Berjón y Borja Sánchez en la Rosaleda estuvieron ausentes.
Por su parte, Bárcenas, que salió sustituyendo a Sangalli cuando el jugador vasco se lesionó, tampoco tuvo una actuación, ni mucho menos, determinante, tal y como había hecho ante el Tenerife y ante el Girona. El centro de campo fue desbordado por el rival, y apenas se pudieron trenzar jugadas de ataque.
Es posible, por otra parte, que la lesión de Sangalli, que llevaba una racha brillante en los últimos encuentros, nos haya perjudicado considerablemente, entre otras cosas, porque, sin él en la banda, Juanjo Nieto no tuvo el apoyo y la continuidad deseable en las jugadas. De todos modos, mientras el jugador vasco estuvo en el campo, el Málaga era el dueño del partido.
Y, en fin, a la hora de señalar aspectos positivos, partiendo de que la derrota, a mi juicio, fue merecida, pondría de manifiesto que me alegro mucho de que Ibra haya tenido el premio del gol que marcó, lo que le servirá para su estado anímico y también para reivindicarse.
Lo dicho. Hemos estado flojos, si bien no faltó la lucha y, por otro lado, no cosechamos una derrota humillante que nos pudiese dejar la moral por los suelos, tal y como sucedió en algunos de los primeros partidos de la temporada.
Una vez más, cumplimos con nuestra triste tradición de romper malas rachas del contrario. Pero creo que hay mimbres y voluntad para reponerse en el próximo partido.