Frente al Almería, a pesar de que no logramos la victoria, se puso de manifiesto algo que, a mi juicio, es muy importante. En ninguna de las líneas, especialmente en defensa, se flaqueó, no se vio ese nerviosismo que nos podía atenazar. No se ‘flaneó’. Todo ello, a pesar de que, con los cambios obligados, volvieron al equipo titular jugadores como Javi Fernández, cuyas actuaciones anteriores no habían sido muy afortunadas. No voy a decir que el defensa murciano hizo un partido soberbio, pero estuvo seguro e incluso, llegado el momento, participó en alguna jugada de ataque.
Lo mismo se podría decir de Arribas, pues en los minutos que jugó, aun estando lejos de su plenitud en cuanto a la forma física, siguió el guion sin sobresalto alguno.
Así pues, tengo para mí que, en los partidos que lleva Rozada al frente del equipo, se cumplió el más importante de los objetivos, como es el hecho de que el Oviedo es un equipo que cree en sí mismo y que no sale al campo atenazado y agarrotado a resultas de una inseguridad a todas luces dañina.
Desde luego, no vamos a decir que, frente al Almería, el once carbayón haya hecho un gran partido, porque no fue así. Las carencias están ahí, si bien es cierto que, en la segunda parte, el Oviedo mejoró mucho su juego y no estuvo a merced del rival andaluz.
Fue una pena que Bárcenas, tal vez en un exceso de individualismo, no dejara aquel balón que recibió en condiciones tan ventajosas a Tejera que hubiera estado solo a la hora de empujar la pelota a la red. También lo fue que Ortuño no estuviese tan afinado como otras veces a la hora de rematar de cabeza.
Por otra parte, resulta obligado constatar la buena actuación de Christian Fernández como lateral izquierdo, sobre todo, en sus incorporaciones en ataque, sirviendo algunos centros precisos.
Tampoco hay que perder de vista lo esperanzadora que resultó la presencia de Riki en los minutos que estuvo en el campo. Desde luego, este jugador canterano atesora calidad. Fue una pena que no aprovechase hasta el final la oportunidad de la que dispuso tras una jugada meritoria.
Lo dicho: no se ganó, pero se vieron dos grandes objetivos alcanzados. Primero, como dije más arriba, aquí hay un equipo con confianza en sí mismo. Segundo, cada vez hay más canteranos sobre el terreno de juego, que además dan muestras de lucha y calidad. En ese sentido los casos de Borja y Riki lo confirman de manera inequívoca.