No, no puede ser casualidad que, faltando escasos días para la cita que tiene el país entero con las urnas, el Pleno de este martes haya estado marcado, tanto por el tiempo que en ello se empleó, como también por la intensidad y la tensión de algunas intervenciones, por asuntos que tienen mucho que ver con lo que se viene discutiendo en la precampaña y en la campaña electoral. Por ejemplo, la memoria histórica. Por ejemplo, el problema catalán.
A instancias de Vox, el Pleno, con los votos favorables del PP, de Ciudadanos y de la fuerza que en España lidera el señor Abascal, aprobó que en Oviedo se erija un monumento a la reconciliación nacional. Lo cierto es que una cosa es reconciliación nacional, algo que el viejo PCE propuso en la clandestinidad en los años 50, algo de lo que habló Suárez nada más hacerse cargo del Gobierno en 1976, cuando dijo aquello de «elevar a la categoría política de lo normal lo que a nivel de calle es, simplemente, normal», es decir, que se necesitaba un cambio que pusiese un marco democrático a una sociedad que se sentía democrática y que no estaba dispuesta a que se repitieran el drama y el horror de que los españoles se volvieran a enfrentar con las armas a resultas de ideologías diferentes. Pero este monumento a la reconciliación nacional nace, según explicó la proponente, doña Cristina Coto, para contrarrestar la ley de memoria histórica, que, como se sabe, no es del gusto de la derecha. No cuaja muy bien hablar de reconciliación y, al mismo tiempo, querer ocultar los excesos de una dictadura que se prolongó desde el final de la guerra civil hasta 1975 con la muerte del dictador.
En cuanto a la propuesta de rechazo a los conflictos callejeros en Cataluña, así como al apoyo a las fuerzas de seguridad como consecuencia de lo que viene aconteciendo en esa tierra desde que se hizo pública la sentencia del procés, fue aprobada con los votos de todos los grupos, excepción hecha de Somos Oviedo que consideraba que no procedía debatir este asunto en el seno del Ayuntamiento de Oviedo.
Así las cosas, el Pleno se hizo eco de las grandes discusiones que hay en todo el país, avivadas por la semana electoral. Cada partido hizo de caja de resonancia de lo que vienen siendo los discursos de sus líderes nacionales. Y toca preguntarse si algo así aporta claridad a un debate que ya está bastante enquistado y enrarecido.
Por lo demás, las intervenciones del edil socialista Ricardo Fernández fueron, se esté o no de acuerdo con sus postulados, las más brillantes en medio de discusiones agrias y agotadoras.
En lo que se refiere, a los asuntos de nuestro más acá, una vez más, se puso de manifiesto el enorme desencuentro que existe entre el actual equipo de gobierno y los partidos de oposición. No, no son tiempos proclives a alcanzar grandes acuerdos, ni en Vetusta ni tampoco en el resto del país.