VIGA AZUL: BENDITO VAR
Tarde invernal y oscura, perfecta metáfora, del pozo en el que estamos inmersos. Nos tocaba enfrentarnos a un rival difícil no sólo porque es un recién descendido con buenos jugadores, sino también porque el conjunto rayista llegaba al Tartiere tras haber sumado varios resultados negativos. Y, como bien se sabe, estamos especializados en romper malas rachas de los rivales.
Pero lo cierto es que, frente a invernadas y gafes, las cosas no se nos pudieron poner más favorables. Nada más iniciarse el encuentro, Juanjo Nieto lograba un gol tras una buena combinación con Sangalli.
El Oviedo había salido desde el principio con hambre de victoria y los hechos no hicieron más que confirmarlo tan pronto se puso el balón en movimiento.
Pero, claro, parece imposible que los peores fantasmas no nos hagan de las suyas. Diez minutos después de habernos adelantado en el marcador, Arribas obsequió al Rayo Vallecano con un auténtico regalo prenavideño. Ciertamente, resulta difícil de entender que un jugador de su experiencia pueda incurrir en semejantes errores de bulto.
No es que despejase mal el balón, es que, para mayor baldón, se lo entregó al contrario. Y se cumplió el guion, desbaratando todo lo positivo que hasta entonces habíamos podido disfrutar en el Carlos Tartiere.
Confieso que, tras semejante revés, me temí lo peor. Desde luego, al Rayo no le faltaron ocasiones para desequilibrar el resultado a su favor. De hecho, hubo un lance en el que Nereo evitó, al salir, con su cuerpo el gol, cuando el delantero vallecano lo tenía todo a su favor para marcar.
Y, en esos largos minutos de confusión e inseguridad, no pude dejar de preguntarme cómo es posible que Tejera no respondiese, una vez más, a lo que se espera de este centrocampista como director de orquesta, pues se limitaba a despejar, no siempre bien, y en ningún momento dio pases ambiciosos hacia adelante. Frente a ello, hay que reconocer que Jimmy cuajó un buen encuentro, cumpliendo en su parcela.
En el segundo tiempo, lo más destacable, a mi juicio, fue el hecho de que Borja asumiese la mayor responsabilidad atacante, sin rehuir jugadas difíciles y mostrando vocación ofensiva. A punto estuvo, de hecho, de marcar un gol.
Y, en fin, llegó el penalti que no fue señalado hasta que el VAR lo dictaminó. No se puede soslayar que el árbitro quedó en ridículo, pues su primera intención fue amonestar a Nieto, porque, supuestamente, había fingido la falta arrojándose al suelo. Ortuño no falló.
Y, a partir de ahí, vimos al mejor Oviedo, pues no pareció cundir el nerviosismo por el hecho de que el Rayo fuese decididamente al ataque, sumándose, incluso, su guardameta. ¡Por fin, supimos, aunque fuese durante escasos minutos, defender un resultado!
Lo más destacable del encuentro fue la actuación, decisiva, de Juanjo Nieto. También es obligado poner de manifiesto el mérito que tuvo Arribas, que, tras el clamoroso y grotesco error que cometió, no se vino abajo y cumplió el resto del partido.
Nos queda dar nuestras bendiciones al VAR, por señalar un claro penalti que el colegiado en primera instancia no vio. Nos queda confiar en que sigamos transitando la senda de las victorias que tan agónicamente necesitamos.