SEMBLANZAS CARBAYONAS: VICENTE GONZÁLEZ-VILLAMIL | Panorama Vetustense - Blogs elcomercio.es >

Blogs

Luis Arias Argüelles-Meres

Panorama Vetustense

SEMBLANZAS CARBAYONAS: VICENTE GONZÁLEZ-VILLAMIL

La imagen puede contener: 1 persona

Uno de los nuestros

Se cruzaba con una limpieza admirable

Se trata de uno de los grandes referentes del oviedismo

 

 

Creo que fue en la temporada 70-71, cuando lo vi jugar por vez primera en el Carlos Tartiere, y en aquella ocasión no vestía la camiseta del Oviedo, sino la del Unión Popular de Langreo, equipo en el que estaban cedidos el extremo Ventanova y el protagonista de este texto. Y, en el transcurso de aquel partido, hubo un lance que no olvidaré nunca: en una disputa por un balón con el entonces veterano Montes, que, tras haber triunfado en el Sporting, se incorporó al Oviedo, la deportividad entre ambos jugadores fue toda una lección de elegancia: se saludaron con cariño y respeto mostrando que los lances del juego no tienen por qué estar reñidos con el señorío y el compañerismo.

Y, a propósito de aquel partido, debo confesar que yo tenía mucho interés por ver jugar a Ventanova, otro canterano del Vetusta en el que había muchas esperanzas puestas y que también estaba cedido en el conjunto langreano. Sin embargo, me di cuenta de que Vicente era un gran defensa que, andando el tiempo, aportaría mucho al equipo azul.

Con el paso de los años, no hice un seguimiento de lo que había acontecido con Ventanova, pero en todo momento tuve presente que las esperanzas, fundadas, que había en su calidad, no se tradujeron en hechos, por fatalidades que con cierta frecuencia suceden en las trayectorias de muchos futbolistas.

Así pues, hablemos de Vicente. Si los datos no me fallan, fue titular en el Oviedo durante nada menos que diez temporadas, desde 1971 a 1981. Vivió, por tanto, ascensos a primera división y también temporadas en segunda que no estuvieron marcadas por grandes alegrías ni en el juego ni tampoco en la tabla clasificatoria.

Pero, a lo largo de su dilatada trayectoria como defensa azul, su entrega a los colores y su eficacia y seguridad fueron constantes. Recuerdo aquel césped embarrado en muchos partidos que hacía difícil no sólo el dominio del balón, sino también los marcajes limpios que no dieran lugar a la duda a la hora de señalar peligrosas faltas en contra. Vicente se cruzaba con una limpieza admirable y casi siempre salía victorioso en esos lances. No tengo memoria de fallos o resbalones en sus entradas, repito, limpias y seguras.

Tensi y Vicente, Vicente y Tensi, dos grandes jugadores que nos daban solvencia defensiva.

A Vicente, rara vez se le sancionaba con faltas, menos aún con tarjetas. Era la contundencia sin dureza, sin marrullerías.

Acaso no fuese un jugador sobrado de técnica a la hora de conducir o de pasar el balón, también a la hora de hacer hábiles regates, pero sí que tenía muy claro cuál era su misión en el equipo, que siempre llevó a cabo con contundencia y eficacia.

Y, por otra parte, desde el primer momento en el que debutó con el Oviedo, se puso muy claramente de manifiesto que era uno de los nuestros, que formaba parte del oviedismo hasta en las entrañas, que no estaba de paso, que su vinculación al Oviedo iba mucho más allá del mero cumplimiento de un contrato.

Cierto es que, a lo largo del tiempo, no siempre fue fácil la relación entre ciertos sectores de la afición con los canteranos, pero, desde luego, tal circunstancia no se dio en el caso de Vicente, en todo momento querido y respetado por todo el oviedismo, incluso por el más exigente, querencia y respeto también del jugador a su afición.

Vicente, otro de los grandes recuerdos de mi adolescencia en el viejo Carlos Tartiere. ¡Cuántos lances en los que este magnífico defensa se cruzaba con limpieza, muchas veces, entre el barro! ¡Cuánta concentración a la hora de contrarrestar los ataques rivales! ¡Cuánto poderío a la hora de defender tanto a ras de suelo como balones altos que rara vez se le colaban!

Y es que Vicente siempre estaba ahí, en su sitio. Siempre estaba ahí, con una concentración que iba de principio a fin de cada partido. Siempre estaba ahí, parando acciones ofensivas, sirviendo de escudo al resto de la defensa.

Serio, solvente, resolutivo, sin gestos con vistas a la galería, sin posar para la gloria de una foto, sin pretender alcanzar protagonismos que no iban con él.

No recuerdo un solo lance suyo empleándose violentamente, perdiendo la serenidad, desesperándose inútilmente.

En su caso, la sobriedad también era marca de la casa. Y, por todo ello, forma muy merecidamente parte de lo mejor del oviedismo, con sus grandezas y limitaciones, con sus grandezas y fracasos, pero con una autenticidad que lo convirtió en uno de los grandes referentes del oviedismo.

Temas

Blog de Luis Arias Argüelles-Meres

Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


enero 2020
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031