No sólo la crispación que no da tregua, sino también los continuos desencuentros, incluidos asuntos en los que sería deseable la unanimidad, como, por ejemplo, la apuesta institucional por la igualdad de derechos de la mujer, al tiempo que la condena sin fisuras a la violencia machista. Y a todo eso hay que añadir que en el Pleno del 3 de marzo la historia fue también motivo de fuerte discusión.

Había una propuesta Vox para condenar el Holocausto, al tiempo que se pretendía recordar no sólo las numerosas víctimas, sino también a compatriotas que, en aquellos momentos, hicieron una importante labor humanitaria frenando en la medida de sus posibilidades la barbarie. La propuesta en cuestión fue secundada por el PP y Ciudadanos.

Sobre el papel, parecen totalmente razonables tanto la condena a la barbarie, como el recordatorio a compatriotas que demostraron una categoría humana admirable y que así fue reconocida internacionalmente.

Sin embargo, hay una tremenda ausencia: el horror nazi también fue sufrido por republicanos españoles que no merecen ser silenciados a la hora de condenar el Holocausto. Lecciones que da la historia, en las que, si se hace una memoria selectiva, se incurre en una actitud injusta a todas luces inaceptable. La propuesta en cuestión, además, fue hecha por un partido que está muy lejos de desmarcarse del franquismo.

La historia da lecciones. Ignorar parte de ella no es éticamente lícito.

Por lo demás, todo fueron desencuentros, en asuntos propios, como las becas escolares y las actividades deportivas que el Ayuntamiento pone al servicio de la ciudadanía ovetense.

Eso: los datos, que, según quien los diga, no parecen los mismos.