En el Molinón, el Oviedo no sólo se reivindicó obteniendo un meritorio triunfo ante el eterno rival, sino que además la victoria llegó en un momento muy delicado que nos saca de la zona de descenso. Ciertamente, no es poco; pero a ello hay que añadir algo que no es menos importante: el golazo conseguido por Borja Sánchez tras una enorme galopada desde el campo propio. Estamos hablando de un canterano lleno de ambición y talento. Estamos hablando del triunfo de una planificación deportiva que promueve que jugadores de categoría lleguen al primer equipo triunfando. Estamos hablando de la consagración de un futbolista al que ningún entrenador del primer equipo le regaló nada, ello a pesar de que su calidad es innegable.

Justicia poética por partida doble. Seguimos con la cantera: Jimmy cuajó una excelente actuación, sobre todo, desde el punto de vista estratégico. Y, en mi opinión, no es que el Sporting jugase un partido desastroso, sino que el Oviedo le impidió en gran medida hacer valer sus bazas. Hubo un claro triunfo táctico de Ziganda. Y eso no es baladí.