Ante el Castellón se consiguió una victoria necesaria, amplia y contundente. Victoria que, sobra decirlo, sirve de refrendo al sistema de juego y a la calidad de un equipo al que los resultados en lo que va de campeonato no dieron en momento alguno lugar al optimismo.
Dos triunfos consecutivos que nos tienen que servir para confiar en nosotros mismos y alejarnos, tanto en la tabla como en las sensaciones, de esos abismos que nos hacen ver dentro de nosotros mismos los fantasmas del descenso y, con ellos, los largos años de barro de los que muchos no quieren acordarse.
Victoria además con goleada, en la que la actuación más sobresaliente corrió a cargo de Édgard González, no sólo por los dos goles que marcó, sino también por su poderío y entrega a lo largo de los 94 minutos que estuvo el balón en juego.
Por otro lado, aunque acaso no sean muchos los cronistas que así lo destaquen, creo que Tejera hizo un gran partido, cumpliendo su papel a un lado y otro del campo. Y, en cuanto a las sustituciones, pocas, que hizo Ziganda, me pareció sobresaliente Javi Mier. No tanto por las jugadas que protagonizó, que no estuvieron nada mal, sino también por el hecho de no necesitar muchos minutos para mostrar su categoría y potencialidad futbolística que, desde luego, no le faltan.
Por su parte, Borja Sánchez, sin haber hecho su mejor partido desde que empezó la Liga, también fue decisivo con sus galopadas y su gol. Lo mismo puede decirse de Blanco Leschuk, al que se le anuló un gol que, por sus méritos, le hubiese hecho justicia poética.
En cuanto a Nahuel, sin haber marcado goles y sin haber sido tan decisivo como en encuentros anteriores, justificó, una vez más, su titularidad no solo por las jugadas que protagonizó, sino también por su entendimiento y complicidad con sus compañeros, algo que siempre puede resultar decisivo.
Y, por supuesto, tampoco hay que soslayar lo acertado de nuestro juego defensivo, sin perder de vista el pundonor de Christian, que no quería irse a pesar de su lesión en el hombro, la seguridad que mostró Carlos, el buen papel que hizo Arribas… Los carrileros, Nieto y Mossa, no cuajaron su mejor encuentro, pero tampoco desentonaron.
Triunfo balsámico, goleada que estuvo cercana a alcanzar ‘el jorobu’, calidad en el juego. Todo ello –también hay que decirlo- ante un rival que no dio una mala patada, que no mostró malas artes en su impotencia y que no perdió la dignidad de pelear por el partido en ningún momento.