No fue un partido fácil, no era eso lo que había esperar, incluso nos costó un gran esfuerzo mantener la victoria tras la expulsión del central zaragocista Francés. Ahora bien, las dificultades a las que tuvimos que enfrentarnos, que no fueran pocas, no impiden que se está poniendo claramente de manifiesto la línea ascendente de un equipo que, desde el primer partido que disputó ante el Cartagena, apostó por un estilo de juego que, al final, está dando, yo creo que merecidamente, buenos resultados.

Por un lado, ya era hora de que Blanco Leschuk se estrenase como goleador en el Oviedo; lo cierto es que no sólo está fuera de toda duda su calidad, sino que además el juego incisivo que desarrolla en el área del rival merece el premio de gol, premio que obtuvo nada menos que ante un Real Zaragoza, todo un clásico, como el Oviedo, del fútbol español.

En cuanto al autor del otro gol azul, también hay que decir que Borja Sánchez siempre está ahí, al quite. De hecho, a punto estuvo de marcar unos minutos antes cuando se interpuso ante una salida de balón del equipo aragonés.

Por otra parte, si en el partido frente al Castellón la gran estrella carbayona fue Edgar, no sólo por los dos goles transformados, sino también por la sobresaliente actuación que firmó en la Romareda, si alguien brilló con luz propia, claramente por encima del resto, ese jugador fue Sergio Tejera, que llevó a cabo todo un derroche físico, siendo omnipresente en las cercanías donde se encontraba el balón, mostrando una visión de las jugadas portentosa y, sobre todo, dirigiendo el juego del equipo. Por si ello fuera poco, los dos goles del Oviedo fueron fruto de asistencias suyas. Ciertamente, no es fácil pedirle más.

Bueno, entre Tejera y Blanco Leschuk, que contribuyeron a acabar con nuestra falta de inspiración para marcar goles y que además realizaron, cada uno en su línea, un partido fantástico.

Repito: no era fácil ganar en la Romareda. Con independencia de que el equipo de la capital aragonesa no esté realizando hasta el momento una temporada fantástica, lo que no se le puede negar es que cuenta con jugadores de gran calidad.

El gol del Zaragoza, que marcó en propia puerta Christian,llegó en un momento en el que el Oviedo estaba cómodo en el campo, no impidió que, tras minutos de bajón y desconcierto, pudiésemos igualar el resultado en un momento psicológico decisivo.

Y, al final, ganamos.