Frente al Lugo supimos defendernos bien, el balón obró en nuestro poder durante la mayor parte del encuentro, mantuvimos el orden defensivo. Y, en lo físico, dimos sensación de poderío. Sin embargo, no cuajamos una buena actuación si por tal cosa se entiende haber conseguido una victoria que hubiese contribuido decisivamente a que nuestra mirada otease horizontes de sueños y esperanzas.

Como bien sabemos, no pudimos contar con Blanco Leschuk, que se vino convirtiendo en un jugador imprescindible y decisivo a la hora de abrir huecos que habiliten ocasiones de gol. Ahora bien, no puedo dejar de preguntarme si tenemos que resignarnos a que las victorias están vetadas si no podemos contar con el delantero argentino.

Por otra parte, a poco que hayamos observado cómo se desarrolló el partido, hay dos dudas que nos asaltan. Por ejemplo, Javi Mier, que hizo una meritoria primera parte, desapareció prácticamente en el segundo tiempo. Y no podemos dejar de preguntarnos por qué Ziganda no movió el banquillo tras esa caída en picado del jugador canterano.

Y, siguiendo con el capítulo de las grandes dudas, es inevitable que muchos nos sigamos preguntando por qué el canterano Riki, cuya calidad futbolística la tiene demostrada, no gozó de oportunidades en lo que va de temporada.

Por favor, no se me interprete mal, es obvio que, si alguien sabe en qué condiciones se encuentra el jugador, ese alguien es el míster. Y, por otro lado, tampoco se puede poner en duda que contamos con un entrenador solvente que logró alejar fantasmas e inseguridades que, hasta su llegada, nos venían haciendo mucho daño.