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Luis Arias Argüelles-Meres

Panorama Vetustense

VIGA AZUL: TIRITONA

No resultó muy difícil imaginar desde Oviedo el frío que estaba haciendo en Soria. Gélidas temperaturas que tuvieron su correspondencia y su plasmación en los lances del partido en el que se transformaron los goles, empezando por el primero que consiguió Javi Hernández, que dejó helado el estadio, que fue como un carámbano que caía sobre el ánimo del equipo local.

Tiritona en la tarde del siete de enero en Soria y en Oviedo. Tiritona también por el estado en que se encontraba el césped que no permitía grandes pericias con el balón, si bien es cierto que ninguno de los dos equipos intentó hacer preciosismo con su fútbol.

Vuelvo al gol de Javi Hernández, de bella factura, fruto de una jugada individual en la que demostró ambición y calidad, tanto en los regates que le permitieron escapar a la vigilancia de los adversarios como también en la ejecución de su lanzamiento a portería. Gol impecable e implacable.

Pocos minutos después del gol del jerezano, el Numancia achuchaba y el centro del campo del Oviedo se las veía y se las deseaba para desbaratar los ataques del equipo local. Por su parte, la defensa azul peleaba sin cesar en busca de sacudirse el dominio del conjunto soriano. Y, en fin, Champagne tuvo una intervención providencial que nos salvó del empate en la primera parte. Quedaba mucho partido por delante, pero estaba claro que, en el mejor de los casos, nos iba a tocar sufrir, y no poco.

Tras el descanso, el Oviedo luchaba en defensa, pero se veía incapaz de controlar el partido. En la mayor parte de las acciones, el rival nos ganaba la espalda. Y llegó el momento fatídico esperado: Yeboah se desquitó marcando un gol a su ex equipo. Se diría que estaba cantado que tal cosa iba a ocurrir.

Confieso que, tras el empate, me temí lo peor. Pero, por fortuna, llegó el gol de Carlos Hernández, que  alejó momentáneamente el temor de cosechar una derrota más. El defensa jienense ya había dado muestras en su partido ante el Málaga de haber recuperado su mejor versión y en Soria lo confirmó no sólo mostrándose solvente en sus tareas defensivas, sino también reencontrándose con el gol en jugadas a balón parado, como había hecho la pasada temporada en tantos decisivos.

Pero volvió a empatar el Numancia. A partir de ese momento, el sufrimiento se agudizó. Pero esta vez la suerte estuvo de nuestro lado, pues, en los compases finales del encuentro, Christian Fernández anotó el gol de la victoria, gol que celebró de forma poco versallesca, pero que, en todo caso, fue decisivo no sólo para el resultado, sino también para la moral del equipo y del propio futbolista.

No nos engañemos: el juego del equipo es manifiestamente mejorable: falta coordinación entre el centro del campo y el ataque, falta precisión en lo pases, falta serenidad, falta confianza.  Se lucha, sí, pero cabe preguntarse si eso es suficiente para un equipo que ambiciona estar en lo más alto.

En la delantera, Toché estuvo muy poco afortunado. Por su lado, Joselu, en la ocasión de la que dispuso, pecó de inocente en su lanzamiento a portería.

En Soria, nos acompañó la suerte que no tuvimos en otros encuentros. Se venció, sí, pero no se convenció. Tenemos que ser un once que interprete bien la partitura, que se guste a sí mismo. Y eso, de momento, parece lejano, si bien espero que no se nos llegue a antojar inalcanzable.

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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