Conocemos sobradamente el guion: apenas hay partidos en los que nuestras victorias son rotundas y claras, pues, en la mayor parte de los encuentros que venimos disputando, los resultados se deciden por detalles. Y, ante el Lugo, fue un caso de libro de este guion que cumplidos en la inmensa mayoría de los partidos.
Antes de ponernos por delante en el marcador, gozamos de ocasiones claras, sobre todo, una que tuvo Bárcenas. El Oviedo hacía un fútbol incisivo y no le faltaba ambición a la hora de atacar. Y, por fin, llegó el gol de Sergio Tejera que, por un lado, hacía justicia y que, por otra parte, ponía de manifiesto lo importante que es este jugador para el once carbayón.
Hasta el descanso, lo que se vio fue que el Lugo lo intentaba, pero que apenas creaba ocasiones y que muchas de sus jugadas se estrellaban contra las imprecisiones propias.
Fue una pena no haber ido al descanso con dos goles a favor. Porque, tras la reanudación, se vio con toda claridad que el Lugo no se resignaba a salir derrotado de Oviedo. Estaban claras sus limitaciones a la hora de llevar a cabo las jugadas, pero en ningún momento les faltó lucha. Por su parte, el entrenador del equipo visitante quemó todas las naves con los cambios, y -¿a qué negarloel intento le funcionó.
¿Y qué decir del Oviedo en el partido de ayer? Cierto es que hubo detalles muy buenos, que Alanís demuestra partido a partido –y de una forma creciente- visión de la jugada. Por su lado, el canterano Viti no pudo estar más batallador. Una vez más, Joselu dio todo un festival a la hora de presionar a la defensa contraria desde una soledad que empieza a ser preocupante. A Mossa le costó entrar en el partido, pero en el segundo tiempo estuvo mucho más entonado. Bárcenas, a pesar de su ocasión malograda, hizo un partido intenso en lo que a su lucha se refiere.
Ante el Lugo, lo que se vio fue, en efecto, el tamaño de los detalles. ¡Qué pena que Omar Ramos no lograse marcar gol en su mano a mano en el área rival! Con casi toda seguridad, se hubiese sentenciado el encuentro y los tres puntos hubieran ido a parar al casillero del Oviedo.
Tiene su lógica que el entrenador mantenga su sistema, cuando está dando buenos resultados en el presente año en el que seguimos imbatidos, lo cual no quita que a veces se eche de menos un poco más de casuística. Puede que en la segunda parte hubiese sido bueno apostar por un planteamiento más ofensivo. Y, en este mismo sentido, los minutos que estuvo Berjón en el campo no fueron un recital de inspiración. Seguro que eso llegará pronto.
Y, siguiendo con el tamaño de los detalles, en la jugada anterior al gol del Lugo, Champagne hizo todo un paradón. Luego, vino el córner que supuso la igualada.
Pues eso: el tamaño de los detalles, pequeños en el matiz, pero grandes, muy grandes, porque, al final, como sucedió ante el Lugo, lo deciden todo, o casi todo.