UN SOCIALISTA CONVENCIDO
PUBLICÓ EL LIBRO “UNA MIRADA DESDE EL NARANCO”
Diciembre de 1986. La sede de la entonces recién creada Fundación Municipal de Cultura estaba en el Sanatorio Miñor. Y me tocó trabajar como coordinador de la Concejalía de Educación a cuyo frente estaba Cándido García Riesgo. A última hora de la mañana, tras sus tareas como gerente de una conocida multinacional de bebidas refrescantes, iba por allí a llevar a cabo su labor como edil. A veces, había reuniones por las tardes.
Puedo decir que, desde el primer momento en que nos saludamos, mi impresión sobre este sierense afincado en Oviedo y que, como profesor de lengua y literatura, había ejercido la docencia en el occidente de Asturias, no pudo ser más favorable.
Nada más conocerlo, me percaté de que en gran medida sus ideas socialistas venían de muy lejos, que estaban ligadas a los grandes valores del institucionismo de Giner de los Ríos, convencido de que la emancipación de las personas pasaba –velis nolis– por el conocimiento.
Al Ayuntamiento le tocaba, por un lado, llevar a cabo el mantenimiento de los colegios públicos de Oviedo y, por otra parte, desde allí se coordinaban muchas de las actividades extraescolares que se llevaban a cabo en los centros docentes.
Puedo decir que a Cándido le preocupaba que las instalaciones de los centros estuviesen bien cuidadas y que ponía el mayor interés en que las llamadas actividades extraescolares estuviesen al servicio de todo el alumnado, sobre todo de quienes, familiarmente, contaban con menores recursos económicos. Socialista no sólo de siglas, lector voraz, ciudadano que consideraba que, ante todo y sobre todo, la honestidad tenía que regir la vida pública.
Había nacido en 1928, de modo y manera que vivió la guerra civil durante su infancia. Andando el tiempo, militaría en el PSOE en la clandestinidad pocos años antes de la muerte de Franco. Cuando vino la legalización de los partidos políticos, desempeñó varios cargos en el PSOE de Oviedo, entre ellos, presidiría la Fundación José Barreiro. También hay que decir que sus planteamientos no estuvieron muy cerca de algunos los dirigentes del PSOE de Asturias, especialmente de Fernández Villa, que, como bien se sabe, tuvo un poder enorme en el partido en Asturias. Cándido se debía a sí mismo y a sus ideas socialistas, no era un hombre de partido si por tal se entiende llevar a cabo maniobras para trepar.
Como señalé más arriba, su militancia política estuvo muy ligada a Oviedo no sólo por los cargos que desempeñó en la AMSO y por su etapa como concejal en el Ayuntamiento vetustense siendo Alcalde Antonio Masip.
En su momento, publicó un libro, ‘Una mirada desde el Naranco’, donde puso de manifiesto no sólo un conocimiento profundo de nuestra ciudad, sino que además, a poco que se repare en su lectura, se percibirá que su visión del socialismo se centraba sobre todo en aquel Oviedo culto, universitario e institucionista.
¿Cómo no recordar algunas de las conversaciones, con cafés de por medio, que mantuvimos Leopoldo Tolivar, el propio Cándido, Manuel Fernández de la Cera y el arriba firmante? Y es que el autor de ‘Una mirada desde el Naranco’ era muy consciente de que Leopoldo Tolivar era la persona más indicada para ser el alcalde de Oviedo, desde unos planteamientos políticos que estaban al margen y, sobre todo, por encima de muchas de las disputas, de vuelos muy bajos, que había en la política asturiana y también en la ovetense.
Sabía muy bien Cándido que Leopoldo atesoraba lo mejor del socialismo y del institucionismo. No se pudieron evitar, sin embargo, una serie de trapacerías que alejaron al bisnieto de Clarín de su empeño por hacer un Oviedo mejor, alejado de vulgaridades y de estridencias.
Cándido fue un socialista convencido, que tenía la honestidad en la vida pública como norte, sus convicciones eran tan firmes como claras. La corrupción le resultaba abominable. Nunca pudo tolerar las contradicciones, la actitud de quienes, refugiándose en unas siglas históricas, no hicieron ascos a coquetear con un modo de entender la política y la vida que colisionaba con los planteamientos de una ideología de izquierdas, siempre apostó por una sociedad más justa, más libre y más culta.
Su ausencia en la vida pública asturiana y en el socialismo ovetense, tras su fallecimiento en 2004, marca una orfandad enorme.