«Recuperar el orgullo de Oviedo: prender las luces, la limpieza, las cacas de perro… Lo he dicho muchas veces». Esto afirma el nuevo regidor en una información publicada por EL COMERCIO. Por tanto, habrá que deducir que, a juicio del señor Canteli, nuestra heroica ciudad se encuentra cabizbaja, que está oscurecida y, además, sucia. Y, así las cosas, se propone resucitar el orgullo de sentirse ovetenses. Todo un reto, sí, señor.
También se refirió el primer edil a la plaza de toros que, desde luego, se encuentra en un estado ruinoso. Lo que sucede es que algo tiene que ver con eso la Administración autonómica. Y que el abandono que sufre viene de lejos, es anterior al periodo del gobierno tripartito de Oviedo.
Va en el guion que se hable de un proyecto de ciudad distinto al que plantearon los partidos de izquierda del anterior gobierno municipal. También va en el guion soslayar las luces y alargar las sombras de periodo inmediatamente anterior.
Lo cierto es que lo de las cincuenta medidas me suena a ‘plan de choque’. Lo cierto es que el aviso a navegantes que envía a la Administración autonómica me recuerda a aquel ‘cerco a Oviedo’, del que tanto y tanto se habló durante el ‘gabinismo’. Lo que no puedo dejar de preguntarme es qué entiende el señor Canteli por «recuperar Oviedo», qué Oviedo anhela recuperar.
Como escribí recientemente, es muy llamativo que en toda la campaña electoral Gabino de Lorenzo no sólo estuvo ausente y silente, sino que además, hasta donde llega mi información, ni siquiera fue mencionado por parte del actual alcalde de Oviedo.
¿Cabría interpretar en ese sentido que hay un deseo implícito de desmarcarse del ‘gabinismo’ por parte del PP vetustense actual? Dejo en el aire la pregunta.
Y, por otra parte, al margen de que se pueda estar más o menos de acuerdo con el Oviedo que se pretende recuperar, hay una cuestión, para mí, insoslayable, y es que toca afrontar el Oviedo de futuro que pasa por lo que se decida en torno a los terrenos de la vieja fábrica de armas, por lo que se decida en los espacios que ocupó el viejo HUCA, y, con ello, el barrio de El Cristo. En todo esto, no toca recuperar, sino innovar, crear, llevar a cabo proyectos de futuro.
No hay prisa por saber cómo se va a plasmar todo esto que es vital en el Oviedo del futuro, pero resulta inquietante que no se hable de ello, como si no fuese un reto que no permite ser obviado.
Y, hasta donde sé, no se habla del mejor Oviedo, representado por Clarín, Melquíades Álvarez, Fernando Vela y Pérez de Ayala, no ya para recuperarlo, pero sí al menos para reivindicarlo e incorporarlo a ese orgullo supuestamente perdido.
Bueno, en ésas estamos, en «recuperar Oviedo». Falta explicitar, aunque nos lo imaginemos, qué Oviedo, cuándo y cómo.