Es un clásico de la vieja política que los mandatos municipales comiencen con la subida de sueldos de los alcaldes y de los ediles liberados. Resulta frustrante, al tiempo que genera indignación, el hecho de que aún no estén regulados por ley los emolumentos que se asignen a regidores y concejales, pues son los propios interesados quienes deciden, algo que no sucede en ningún otro ámbito laboral.
Y, en lo concerniente a Oviedo, aumenta la partida para los sueldos de los concejales liberados que, en el caso de Ciudadanos, son los cinco que obtuvieron representación en las últimas elecciones. No está nada mal, a decir verdad.
Por otra parte, para hacer equilibrios, al incrementarse las cantidades que van a percibir los ediles liberados, parece que disminuirán las partidas dedicadas a los grupos municipales. Acerca de esto último, sin entrar a dirimir si las asignaciones son o no las adecuadas, tampoco estaría de más que hubiese la mayor transparencia posible sobre el uso que se hace de esas cantidades y con qué criterios. Y esto mismo es también aplicable a los grupos parlamentarios de la Junta General del Principado. ¿Cómo no recordar el número de ayudantes que el señor Prendes tuvo a su cargo cuando era el único representante de UP y D en el parlamento llariego?
En otro orden de cosas, en cuanto a las subidas de los sueldos de los ediles carbayones, según leo en EL COMERCIO, desde el equipo de gobierno se aduce que hay que subir unas asignaciones que se fijaron hace ya doce años. Desde luego, no parecen tener en cuenta que, en ese periodo de tiempo, hubo recortes para casi todos los asalariados. Pero, claro, los privilegios siguen estando ahí.
Ya sé que, según sea la gestión que se haga, los sueldos que se fijen en las corporaciones municipales pueden salir caros o baratos, con independencia de las cantidades que perciban. De todos modos, tal cosa no sirve como argumento, entre otras razones, porque, en el inicio del mandato no se puede garantizar que se vaya a gobernar con la mayor eficacia en lo económico. Y, por otro lado, insisto en que hora va siendo ya de que nuestros representantes políticos no tengan la potestad de ponerse el sueldo que libremente decidan.
Y, en fin, en cuanto al reparto de liberaciones que, salvo cambios, está previsto, tampoco está garantizada la proporcionalidad. En este sentido, hay un agravio comparativo muy claro que recae sobre el grupo de Somos Oviedo, dado el número de ediles que tiene.
Así las cosas, empezamos con decisiones que son vieja política. ¿Predica con el ejemplo el grupo de Ciudadanos con sus teóricas apuestas por la regeneración y por la nueva política?
¡Ay!