En efecto, un día gris de un mes de julio en el que, hasta el momento, el sol se niega a salir. En el Pleno, tocaba abordar, entre otras cosas, los dineros destinados a los ediles y a los grupos municipales. Acertada estuvo la concejala de Somos, Ana Taboada, cuando señaló la anormalidad que supone el hecho de que a los interesados les toque decidir sus emolumentos, algo que no sucede en ningún otro ámbito laboral. Ciertamente, la Ley de Régimen Local así lo establece, lo que no impide que se puedan hacer observaciones críticas al respecto.
En efecto, un día gris, en el que Wenceslao López hizo una propuesta, aplicando las matemáticas, para modificar la representatividad de los distintos grupos municipales que, a su juicio, no se corresponde con los resultados electorales. La susodicha propuesta fue rechazada no sólo por los dos grupos que conforman el actual equipo de gobierno, sino también por Vox.
En efecto, un día gris en el que Ana Taboada planteó su disconformidad con la celebración de los Plenos por la mañana, algo que impide a muchos ciudadanos seguirlos en directo, pues se trata de un horario coincidente con la jornada laboral de la mayoría de las personas.
Y, por otra parte, tuvimos la oportunidad de conocer las dotes oratorias de ediles que se estrenaron como portavoces. Doña Cristina Coto sólo intervino muy brevemente casi al principio del Pleno para mostrar su rechazo a la representatividad que propuso Wenceslao López.
Por su parte, don Mario Arias, casi al final del Pleno, tuvo una intervención, bastante desafortunada a mi juicio, cuando aludió a la supuesta obsesión por el pasado del PSOE. Y, para ello, sacó a relucir el Valle de los Caídos y la guerra de Iraq, escenarios y tiempos en los que se sitúan, a su modo de ver, las gentes de esta formación
política, frente al escenario en el que dice ubicar su discurso, nada menos que Silicon Valley. ¡Qué derroche de ingenio! Lo cierto es que no parece muy apropiado aludir a un mausoleo que representa sufrimiento y torturas, muerte y desolación, algo que, para cualquier persona con sensibilidad democrática, podrá ser cualquier cosa menos divertido.
Por su parte, don Ignacio Cuesta, primer teniente de alcalde de la actual Corporación, como preámbulo a la mayoría de sus intervenciones, se refirió su ingenuidad en política; cabe colegir, por tanto, que quiere recalcar su bisoñez frente a la veteranía de otros muchos ediles. De todos modos, la ingenuidad en política no es algo de lo que se pueda alardear a la hora de defender los argumentos propios.
Y, en fin, tengo para mí que doña Ana Rivas, a la hora de hacer uso de la palabra, no se va a caracterizar por exhibir una admirable capacidad de síntesis. Quizás fuese conveniente que hablase a un ritmo menos atropellado.
Así pues, algo más que sueldos y comisiones. Muy incisivo don Mario Arias, con alusiones, como dije más arriba, no muy afortunadas. Muy persuadido de su papel don Ignacio Cuesta. Muy entusiasta doña Ana Rivas.
Frente a semejantes novedades, don Alfredo Canteli estuvo en su sitio, don Wenceslao López mostró una claridad que siempre se agradece, doña Ana Taboada dejó claro que no va a estar arrinconada.
Como detalle menor, gran parte de los intervinientes demostraron no ser entusiastas lectores de García Márquez en lo que se refiere al uso –y abuso– de adverbios terminados en mente, toda vez que la voz «absolutamente» se oyó repetidas veces.
Sobre todo, fondo y trasfondo gris, sin que Delibes tuviera mucho que ver en ello. Sobre todo, alusiones muy poco convenientes.