La realidad está muy alejada del deseo que manifestó el entrenador carbayón cuando habló de que apostaba por un Real Oviedo atrevido. Lo cierto es que, ante el Lugo, aparte de otras muchas carencias, ni por asomo nos acercamos a ser un equipo con clara vocación ofensiva. Para eso, hace falta una coordinación entre líneas que no tuvimos. Para eso, es necesario que haya un centro del campo con empuje en los desplazamientos del balón mínimamente precisos. Para eso, resulta imprescindible, dar, de principio a fin, una sensación de equipo ambicioso.
Descolló Sangalli, seguramente el mejor jugador del encuentro por parte del Oviedo. Pero, al menos desde mi punto de vista, Berjón no aportó, ni mucho menos, lo que se puede esperar de la calidad que atesora. Por su lado, Ortuño no sólo cumplió a la hora de transformar el único gol del conjunto azul, sino que además da la impresión de que tiene las hechuras de un delantero centro resolutivo y eficaz. La ocasión que no transformó, aunque el árbitro la hubiese invalidado por fuera de juego, acaso estuvo condicionada por la posición claramente dudosa en que se encontraba.
Lo cierto es que las cosas se nos pusieron muy favorables en el sentido de que logramos ponernos por delante en el marcador a los pocos minutos de haberse iniciado el encuentro. Pero a eso hay que saber sacarle rentabilidad, y no fuimos capaces de ello.
Se puede argüir que, en efecto, dispusimos de ocasiones, pero, si vamos a ser objetivos, también las tuvo el Lugo. Y se vio casi desde el principio la incapacidad de la zaga carbayona para neutralizar las incursiones del equipo visitante.
A decir verdad, tras el partido en Coruña, se decía que, al no estar inscritos oficialmente todos los jugadores, nuestra defensa mejoraría con el concurso de los últimos fichajes. Pero hay que reconocer que, en conjunto, eso no fue así. Nos desbordaron muchas veces en jugadas de ataque.
Hubo mala suerte, si por ello se entiende que la victoria se nos esfumó ya en el descuento, repitiéndose la historia del año pasado con el mismo rival. Pero eso no tapa las carencias manifiestas que demostramos, ni tampoco justifica que, habiendo desequilibrado el partido a nuestro favor muy pronto, no hayamos sido capaces, si no de sentenciar, sí, al menos, de lograr otro gol que pudiese serenar el juego.
En fin, el inicio de temporada no está siendo hasta el momento muy ilusionante. Es de esperar que ese Real Oviedo atrevido del que habló el entrenador se vea en el terreno de juego.