El partido empezó mal para el Oviedo, que no sabía bien cómo defenderse ante un Girona que salió con empuje y ambición. Además, hubo imprecisiones y fallos de concentración que nos pudieron salir muy caros. En los primeros minutos del encuentro, Juanjo Nieto estuvo muy lejos de sus mejores actuaciones. Y, por otra parte, no solo nos costaba un imperio llegar al área rival. Es que ni siquiera fuimos capaces de pasar del centro del campo.
Por fortuna, con el paso de los minutos, algo mejoramos. Fue cuando llegó esa jugada polémica en la que el VAR no concedió un penalti en una acción en la que la mano de un defensa del Girona parecía merecedora de la pena máxima.
Así pues, todo se ponía en nuestra contra. Antes del partido, Rodri no pudo ser inscrito. En su desarrollo, el VAR decidió en nuestra contra. O sea, que no sólo tenemos nuestras propias carencias en el juego, que están ahí y son innegables, sino que además son otras las cosas que se ponen en nuestra contra.
Tras el gol de Girona, en la que su delantero remató perfectamente, pero sin que la defensa del Oviedo le hubiese ni siquiera estorbado, nos temimos lo peor. Pero, por fortuna, hubo dos cosas que nos ayudaron mucho. La primera de ellas fue que no bajamos los brazos. La segunda consistió en que los hechos demostraron que los cambios que hizo el técnico Javi Rozada resultaron acertados.
A consecuencia de esto, llegó el gol del empate. La marca de calidad se Saúl Berjón poniéndole un excelente pase a un Tejera que hoy jugó muy motivado. Un gol del empate que además nos daba opciones de triunfo, pues el equipo carbayón siguió intentándolo.
La clave estuvo en esos dos factores, la clave de no haber salido derrotados y con la moral por los suelos. Y esa clave nos dio algo a lo que, por desgracia, no estamos acostumbrados. A ser un equipo que no renunció a atreverse a ganar.
Si ante el Huesca fue la épica la que nos salvó de la derrota, ante el Girona, lo decisivo y esperanzador fue esa valentía, antes y después del empate.
No nos engañemos. Tal y como estamos en la clasificación, no saldremos de ese pozo solo a base de empates. De lo que se trata es de que el empate conseguido en Girona nos dé los ánimos suficientes para conseguir la victoria ante el Albacete.
Sin ese atrevimiento, no hubiésemos empatado hoy, el mismo atrevimiento que necesitaremos para ganar al Albacete.