El cuento es muy sencillo. Se supone que la batalla más importante que nos toca librar es aquella en la que intentamos un logro que, si no es imposible, lo bordea, es decir, la de vencernos a nosotros mismos. Pues bien, algo de eso sucedió en el partido del Oviedo frente al Albacete. Porque el hecho fue que, a pesar de haber concedido, una vez más, regalos defensivos, salimos victoriosos del envite, ganamos con claridad a un rival que también se jugaba mucho.

Ni siquiera nuestros propios fallos fueron causa determinante para el resultado. Y es que el empuje, la intensidad, la lucha, la garra, el ímpetu que mostramos ante el Albacete nos facilitaron los tres puntos que tanto necesitábamos.

Ibra estuvo omnipresente en los goles que subieron al marcador y también en los que se anularon. Luismi trotó con sentido y lógica e hizo que el centro del campo del Oviedo funcionase. Tuvo, eso sí, la colaboración de un Tejera que acaso haya hecho su mejor partido en lo que llevamos de temporada.

Por su lado, Berjón, a pesar de no estar al cien por cien, exhibió su clase con asistencia decisivas y con el compromiso de liderar el juego atacante del Oviedo. Sabemos, por si ello fuera poco, que irá a más.

El debutante Rodri, sin haber cuajado una actuación espectacular, estuvo muy metido en el partido y todo parece indicar que será un jugador muy aprovechable para lo que queda de temporada.

Frente a ello hay que reconocer que hubo dos jugadores que fueron decisivos en otros partidos pero que no estuvieron a gran altura ante el Albacete: me refiero a Juanjo Nieto y a Sangalli. El lateral se mostró muy irregular, mientras que el donostiarra no fue todo lo incisivo que podíamos esperar de él. Invoquemos a quien haga falta para  que superen el bache de juego que atraviesan lo antes posible.

Y, ante todo, Ibra. Una vez más, su épica. Una vez más, su empeño por perforar la portería contraria. Una vez más, su lucha con la que se reivindica para ser titular. El entrenador no tendrá fácil, tras el partido del domingo, apartarlo de del equipo inicial.

Todo parece indicar que podemos estar en la senda de una buena racha que nos aleje de los últimos puestos, pero, para ello, entre otras cosas, hace falta que la defensa sea solvente de principio a fin, que deje sus inseguridades en el perchero.

Victoria épica, victoria contundente, victoria necesaria, con Ibra como héroe.