Se diría que hay un tremendo fatalismo en la izquierda vetustense. No sólo contó en muy pocas ocasiones con la confianza de la ciudadanía para gobernar la ciudad, sino que el llamado tripartito acaba de ser acusado por la Fiscalía de prevaricación a resultas de haber autorizado la celebración del Mercáu de la Gascuña. Una autorización que, parece ser, se venía concediendo desde 2012, es decir, con anterioridad al último mandato de la izquierda a partir del año 2015.
Bien mirado, no deja de tener su ironía que esa amenaza de prevaricación sea consecuencia de autorizar un mercado. ¡Ay, la izquierda y el mercado, qué contradicción!
Hablando en serio. La situación es asombrosa. Gabino de Lorenzo fue alcalde de Oviedo durante más de 20 años. Le sucedió en el cargo Agustín Iglesias Caunedo del mismo partido. O sea, en Oviedo, hubo ocho años de Alcaldía socialista con Masip, y cuatro años de tripartito de izquierdas. Y, por lo visto, quien incurrió en comportamientos considerados merecedores de inhabilitación es la izquierda. ¡Qué cosas!
No voy a ir más allá de lo paradójico que resulta esto. Autorizar ese mercado no fue algo que se decidió para favorecer amigos, no fue una medida que dejase secuelas negativas en las arcas municipales: ni el entonces primer edil, ni tampoco el resto de concejales del Gobierno municipal obtuvieron beneficio alguno por ello.
Sin embargo, ahí está la amenaza de inhabilitar para ejercer cargos públicos a personas que no consta en ningún sitio que hubiesen incurrido en comportamientos deshonestos.
La historia de la izquierda carbayona está por escribir y por inscribir, eso sí, desde un innegable fatalismo.