Todo se puso a nuestro favor tras el gol de Fabbrini. Tocaba serenar el juego sin perder de vista el área rival para sentenciar el partido. Pero el Oviedo se dedicó a defenderse, sin mostrar la necesaria confianza en sí mismo para encarar con cierta seguridad el tiempo que quedaba hasta el final del encuentro.

Por un lado, que Fabbrini se haya estrenado como goleador es una gran noticia que da pie a pensar que el futbolista italiano puede aportar mucho al equipo, y no sólo fabricando jugadas de ataque. Pero, frente a ello, sin entrar en muchos detalles concretos, hace falta un juego de conjunto con mordiente. No basta con adelantarse en el marcador y defenderse con uñas y dientes, hay que aspirar a más y, desde mi punto de vista, fue eso lo que faltó en el partido frente al Córdoba.

No hay pegas que poner a la hora de valorar el esfuerzo de todos los jugadores azules  frente a un equipo que estaba en racha ascendiente y que hizo un partido sin complejos ni derrotismo, sin renunciar a darle la vuelta al resultado. Pero da la impresión de que, en el ánimo del conjunto carbayón, hicieron mella los malos resultados de los últimos partidos. Al Oviedo le hace falta volver a creer en sí mismo. Acaso sea sobre todo una cuestión de confianza.

La sensación que se tiene es la botella medio vacía, porque, más que conseguir un punto a domicilio, se desperdició el haber cosechado una victoria que no sólo hubiera sido muy útil con vistas a la clasificación, sino que además –y sobre todo- podría haber supuesto el fin de la mala racha que se viene arrastrando, y que, de algún modo, se rompió frente al Granada en el último partido jugado en el Carlos Tartiere.

De ahí el mal sabor de boca por no haber conseguido una victoria que no hubiese sido inmerecida. Una lástima que Linares no hubiera estado afortunado en una ocasión muy clara que tuvo. Una pena también el centro de Diegui  que se paseó por el área del Córdoba, sin que ningún jugador azul estuviese en el sitio justo para marcar.

En definitiva, la mala racha se va abandonando muy despacio, y hay que seguir creyendo en un equipo totalmente entregado y comprometido. Esperemos que, sin tardar, este Real Oviedo recupere una confianza en sí mismo que nunca tendría que haber perdido.