VIGA AZUL: NOS ARRUGAMOS
Nos arrugamos en la segunda parte, tras habernos puesto por delante en el marcador, tras haber despachado los primeros 45 minutos con solvencia. Y nos arrugamos después del descanso, yo diría que incomprensiblemente, puesto que, sobre el papel, todo estaba a nuestro favor.
Frente a lo que había pasado en Soria, el Oviedo empezó el partido mostrándose batallador y, en lo que cabe, ambicioso. Se peleaban todos los balones y, arriba, Linares luchó continuamente, antes y después del gol. Si a eso le sumamos que la derrota del Numancia nos acercaba aún más a puestos de promoción, las buenas sensaciones eran nuestras.
Pero todo se desbarató en la segunda parte, tras el penalti que Alfonso no estuvo lejos de detener. En todo caso, Osasuna dominaba territorialmente y teníamos la angustia de que, en cualquier momento, el rival pudiese remontar el encuentro.
Ciertamente, no hicimos el ridículo. Tampoco dimos una imagen de un equipo endeble, pero nos faltó, una vez más, no sólo ambición, sino también convencimiento de que podíamos sentenciar el encuentro.
No se hilaron jugadas en el segundo tiempo, llegábamos arriba con el balón dividido en el área contraria y, sin embargo, cuando nos hacíamos con balones en la defensa, faltaba esa serenidad para iniciar la jugada, para poseer el balón, para ir a muerte a sentenciar.
Por otro lado, al no conseguir hacer un juego sosegado en la segunda parte, no se alcanzó la astucia suficiente para resolver el partido al contrataque.
Al principio, se agradeció la presencia de tres jugadores en el centro del campo, pues al Osasuna le costaba trenzar jugadas. Pero todo ello se fue al garete cuando en la segunda parte, no hicimos más que intentar defender un resultado sin instinto matador.
Una vez más, no se puede reprochar la falta de lucha, pues todo el mundo se esforzó y corrió, lo que se sigue echando de menos es dar un golpe de autoridad en el campo que, en el caso concreto del partido de hoy, dicho golpe se hubiese traducido en un salto importante en la clasificación para reivindicarnos como un serio candidato a la promoción de ascenso. No todo está perdido, pero resulta innegable que hemos dejado pasar una oportunidad de oro para estar arriba en puntos y en estado anímico.
