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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

HACER UNA CRÍTICA

Un artículo anterior en el que sugería hacer oídos sordos a cuantas expresiones descalificadoras se dirijan a nosotros con ánimo destructivo debe ser completado con este en el que se defiende como saludable recibir o hacer una crítica en tono constructivo. En la actualidad no parece estar muy aceptado decir a alguien algo que hace mal, señalar errores o incorrecciones y la reacción suele ser negativa. ¿Por qué? Porque a casi todos agrada que se hable bien de ellos y molesta que les señalen sus imperfecciones. No hay mas que ver cómo reacciona la gente cuando la criticamos.

Hay respuestas para todos los gustos pero predomina la reacción de contrariedad y de disgusto y hay casos en que no puede hacerlo alguien sin exponerse a que le obstruyan el paso hacia el ascenso o en otras direcciones. Hay casos, inclusive, en los que la venganza o represalia se ejerce tranquilamente porque el receptor de la crítica lleva mal que señalen sus deslices. Un político español acuñó una frase que representa bien las consecuencias, cuando dijo aquello de que “el que se mueva no sale en la foto”.

Sin embargo es cierto que una crítica constructiva, con ánimo de mejorar las cosas debía ser aceptada con agradecimiento pues ofrece al receptor la oportunidad de enderezar lo que ha torcido y conseguir que las cosas funcionen mejor. Se le hace además un favor a quien se le corrige y por ende a más gente porque se les ofrecen alternativas y eso siempre resulta positivo. Cuanto más humilde y sencilla es la persona mejor recibirá la tacha y cuanto más prepotente y vanidosa, más se molestará. Corregir es de sabios, de sabios escuchar y hasta es signo de amistad y buenas intenciones criticar amablemente a una persona.

La crítica constructiva debería ser siempre bienvenida aunque nos duela. Hay algunas condiciones para hacer más probable que pueda ser aceptada y germinar y es que al hacerla nos refiramos a los hechos, a las conductas realizadas, a los servicios, a las tareas, a las palabras o acciones cuidando de no atacar nunca a la persona misma porque en tal situación se sentirá, con razón, ofendida. Es a los hechos a los que hemos de referirnos e insistir en ello aunque, incluso en ese supuesto, es probable que el otro se sienta personalmente aludido. Hay que criticar la conductra concreta y evitar las generalizaciones como “siempre” o “nunca” porque al generalizar el otro se molesta. Ah, y procurar hacerlo sin animadversión, con las debidas formas y prudencia, sin excitarse ni aprovechar para machacar al destinatario. Criticar constructivamentge requiere mucho tacto.

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Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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