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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

¿TIENE SENTIDO LA VIDA SIN RELIGIÓN?

La sociedad occidental ha evolucionado hacia la pérdida de protagonismo de la religión y la visión ultraterrena de la vida, así como los valores adheridos a ella, y el sentido trascendente de la existencia se ha derrumbado para muchos cual castillo de arena y viven desorientados y con la sensación de desamparo, buen facilitador de la angustia existencial. Reflejo de este estado es la entronización del individualismo actual un tanto deshumanizante que siembra la sensación de que los seres humanos hemos pasado de ser hermanos a contrincantes, seres molestos, instrumentos útiles e incluso enemigos para el yo.

La desacralización ha dejado a mucha gente huérfana de la dimensión sobrenatural que poseía la vida y la sensación de que no hay repuesto para frenar tanto desfondamiento y tanto vacío existencial como se percibe en el ambiente social. No es de extrañar que esa desorientación y desubicación fragilicen nuestras relaciones amorosas, altruístas y de solidaridad, adelgace la calidad de nuestros lazos afectivos e incluso reduzca la intensidad, duración y frecuencia de nuestras interacciones prosociales.

Debido a esa vivencia de desfondamiento y desamparo existencial hay muchos que, suspirando por recuperar el sentido suprasensible de la vida, están volviendo a aferrarse a la vivencia religiosa para encontrar en ella un poco de sosiego, de paz y la razón de ser de su lucha. Sin embargo no es cierto que no se pueda tener, sin religión, ese sentido de la vida ni conseguir la armonía social y personal. Bastaría recordar que aunque no haya un dios en quien se crea, el amor es mejor que el desamor, la justicia mejor que la injusticia, la solidaridad mejor que el individualismo, la compasión mejor que la crueldad, la tolerancia mejor que la intolerancia, hacer el bien mejor que hacer el mal y la caridad mejor que el egoismo a ultranza y eso da sentido a vivir en sociedad.

Aunque no existiese un ser superior que aglutinase todos estos valores, como en las religiones, bastaría con cultivar la mentalidad de que estos valores son deseables, imprescindibles para el alivio psicológico y el sosiego existencial de cada individuo, para facilitar la armonía de las relaciones y para el cultivo de la ilusión y la esperanza. Y hacer lo posible por ponerlos en práctica sin esperar a un mandato divino ni humano. De esa forma, para algunos utópica, se reduciría el escepticismo reinante, la ansiedad y depresión concomitantes y constituiría una razón para hacer deseable vivir en este mundo.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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