Comienza el nuevo año y aunque siempre es tiempo apropiado para hacerse algún propósito de cambiar algo personal es tradicional que aprovechando el año que comienza uno quiera quitarse de encima algún viejo hábito molesto y empezar uno nuevo. Sin embargo para que los propósitos lleguen a buen término o sean eficaces y no queden en una mera declaración de buenas intenciones tienen que cumplir algunos requisitos.
El primero es que el deseo de cambiar sea elevado y sincero porque eso facilita la motivación para seguir bien el trazado decidido. En segundo lugar hay que tener claro lo que queremos para lo cual cuanto más específica y definida sea la meta, mejor. Lo demasiado general o abstracto tiene el inconveniente de la inconcreción y se escapa como el agua entre los dedos. No es lo mismo decir “voy a ser más ahorrador el año que viene” que “voy a ahorrar tanto dinero al mes”. No es lo mismo decir “voy a adelgazar” que “voy a perder ocho kilos en los próximos ocho meses, uno por mes”, No es lo mismo decir “voy a ir al gimnasio todas las semanas” que “voy a ir al gimnasio una hora los lunes y los jueves”.
En tercer lugar conviene apuntarlo, escribirlo porque al quedar fijado nos ayuda a recordarlo y nos compromete en cierta forma. A algunos les ayuda comunicar su propósito a otra persona de confianza porque les crea un compromiso y de no cumplirlo les ruborizaría. Hay que ponerse pistas que nos ayuden a recordar cual es el propósito y actualizarlo cada día. Se puede poner algún post-it sobre el ordenador, en la cartera, en la guantera del coche, en la agenda o en el espejo del baño, el caso es acordarnos porque de lo contrario con tanta información como nos llega corre el riesgo de quedar archivado en el armario de las buenas intenciones inconclusas.
Conviene hacer evaluación de vez en cuando, o bien todos los días al acostarse o al final de la semana de cómo van las cosas para corregir lo que sea necesario. Viene bien darnos alguna pequeña satisfacción si vamos avanzando conforme a lo deseado porque sirve de refuerzo. Finalmente si fallamos por pereza, por despiste o por olvido no pasa nada, de inmediato hay que actualizar la primera intención y renovarla de inmediato. En estos tiempos donde en apariencia todo es fácil, lo que cuesta trabajo tiende a dejarse para luego. El esfuerzo perseverante es sin embargo la mejor garantía para cumplir los propósitos hechos.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/12/30/medicina/1262173471.html