Cuando oímos hablar de estrés la tendencia general es a pensar de inmediato en el exceso de trabajo y el ajetreo que implica. Pocas veces pensamos que quien está en el paro puede padecer tanto estrés o más, si cabe, y un estrés más dañino que sufre quien está laboralmente activo. Es más grave para ciertos parados porque les supone una angustia mayor en una sociedad en la que la principal fuente de recursos y dinero es el trabajo y sin dinero en esta sociedad no somos nada y no podemos disfrutar casi nada que tenga precio. Algunos parados, sobre todo los de larga duración y los mayores de cincuenta, se angustian y estresan sobre todo si conseguir trabajo se les antoja una quimera o poco menos. Estos parados además sufren una merma importante en su autoestima por la misma razón y porque parece que valen sobre todo los que trabajan y los que no, no valen tanto. Por tanto esos parados de futuro incógnito pueden sufrir mucho más que los muy ocupados. ¿Qué hacer en esta situación tan lacerante para no exponerse al hundimiento psicológico, a la desesperanza y a la indefensión? Naturalmente son las instancias políticas y las empresas quienes han de facilitar que el parado trabaje cuanto antes, porque son quienes tienen el poder real de realizar esas intervenciones y por tanto ellas tienen los medios más eficaces, pero al mismo tiempo el parado tiene que hacer cuanto esté de su parte para alejar de su lado el fantasma de la desesperación que supone un prolongado desempleo, procurando moverse activamente en su búsqueda, procurando llamar a cuantas puertas pueda, activando su creatividad, vigilando cuantas oportunidades puedan surgir o se presenten, llamando a sus contactos, exponiendo su estado y su deseo de trabajar a quienes puedan y al mismo tiempo procurando formarse y prepararse en nuevas habilidades laborales. Y en último extremo no dejándose abatir psicológicamente porque eso representa un serio obstáculo para darse a valer, superar entrevistas y vender sus capacidades y convencer a otros de que pueden trabajar sin más problemas. Todo esto le ayudará a manejar su estrés y a liberarse cuanto antes de la angustia que le pueda invadir. Paralelamente debe hacer ejercicio y tratar de no aislarse sino muy al contrario abordar a la gente y hablar y comunicar sus inquietudes. Y los que trabajan no dormirse en los laureles y reciclarse constantemente.