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Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

EL HIJO UNICO

Los tiempos han cambiado y los matrimonios no están por la labor de llenarse de hijos como antaño. Quieren educar bien a sus hijos y que no les falte nada y por eso tienden a reducir el número hasta uno solo. Hay más comodidad también en las parejas. La mujer (y lo entiendo) no quiere pasar los mejores años de su vida criando a su prole y prefiere trabajar al mismo tiempo. Sea cual sea el hecho sociológico el caso es que el hijo único ocupa mayoritariamente la escena familiar.

Al mismo tiempo algunos progenitores tienen dudas sobre si no harían bien en tener otro hijo que acompañe al hermano o sobre cómo hacer para que el hijo no se vuelva demasiado absorbente y para no protegerlo demasiado puesto que todos los cuidados se centrarán en él. La verdad es que, si bien tener hermanos ayuda a socializarse con más facilidad, tener uno solo no implica en absoluto que se vuelva insociable o solitario. Basta con que los padres mismos se relacionen normalmente y le pongan en situaciones de tener que relacionarse y participar en el grupo para que la labor de los hermanos la realicen los vecinos, compañeros de clase o distintos equipos.

Aunque sea único puede crecer seguro de si mismo, si desde muy pequeño procuran protegerlo lo indispensable dejándole un espacio para que desarrolle su autonomía, tome iniciativas y resuelva problemas gradualmente. Como al ser único tenderá a acaparar demasiada atención familiar conviene no prestársela en exceso para que no crezca en la conciencia de que es el centro del universo. Conviene acostumbrarlo a que pase momentos a su aire, solo y entretenido con sus cosas. Así mismo los padres le enseñarán a compartir algunas cosas, a ponerse en la piel de otros, a hacer favores, ayudar a otros niños así como a escuchar a sus iguales y mayores y respetarlos. Si al hijo único se le educa en la conciencia de que es parte del mundo y de la sociedad y a ser sensible a lo que a su alrededor se desarrolla, no hay por qué preocuparse.

Con pautas como estas los padres no tienen por qué sentirse agobiados porque un hijo único, bien educado, puede ser tan normal como uno perteneciente a una familia numerosa. Y uno con más hermanos puede resultar un egoísta redomado. Por tanto no hay que estar angustiados.

Temas

hijo, unico

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


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