>

Blogs

Miguel Silveira

PSICÓLOGO DE CABECERA

HIJOS MALTRATADORES

Un hijo empieza a convertirse en maltratador a partir de peticiones caprichosas que son satisfechas por los padres, desde tempranísima edad. Continúa la construcción exitosa del mismo cuando este se da cuenta de que sus peticiones acaban siendo satisfechas. Después vendrá un estadio en el que de pedir con insistencia pasará a exigir de manera grosera, con voces, amenazas o malas formas algunos beneficios y ventajas personales y si nota que a pesar de la resistencia que pueda haber los padres acaban por ceder con tal de no oirle protestar airadamente o montar el escándalo, la consolidación del personaje está servida.

Finalmente se consagra cuando además de pedir, argumentar y exigir pasa a imponer sus exigencias y los padres no ven la forma de vetarlas o no se atreven porque le tienen miedo. Se consagra también o consolida cuando pasa al insulto o la agresión, verbal la mayor parte de los casos, y física en algunos casos como es el de las madres maltratadas, y ve que gana en sus acciones.

La progresiva toma de conciencia del poder y dominio que va ejerciendo sobre los progenitores y ver que no encuentra límites o prohibiciones o si se los ponen se los salta y no ocurre nada adverso, salvo cuatro malas caras o sermones, es el mejor abono y condimento de su violencia gratuita. Un hijo no se convierte en maltratador de la noche a la mañana sino que se va haciendo a medida que crece la constatación de que suele salirse con la suya y no le pasa nada. Llegado ese momento los padres han perdido el control y no saben qué hacer para recuperarlo.

Como quiera que los padres tienen la tendencia a agradar a sus hijos y satisfacerles en sus caprichos tardarán en darse cuenta del error de esta acción educativa sistemáticamente practicada y cuando se dan cuenta suele ser tarde ya para reconducir la situación sin que haya guerra. Por eso los padres deberán cuanto antes tender a no complacer a sus hijos en todo o casi todo lo que pidan caprichosamente e incluso a decir “no” sin que les tiemble la voz ni el pulso ni se sientan culpables. No se puede ceder bajo chantaje, ante perretas, escándalos, amenazas, ni cuando lo que está en juego es la formación de una conciencia de lo que es justo en el pequeño, en el púber o en el adolescente.

Eso sí, hay que estar preparados para presiones frecuentes por parte de esos hijos y esperarlas. Pero esperarlas no significa ceder por sistema y de antemano.

Temas de psicologia cotidiana para ayudar a vivir mejor

Sobre el autor

Psicólogo clínico, experto en ansiedad y estrés C/ Carlos Marx,1 - 6º D Gijón (Asturias) http://www.miguelsilveira.com http://www.estresyansiedadonline.com


septiembre 2010
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
27282930